Después de haber sido medio absorbidos por noticias catastróficas, la escasa disponibilidad económica del turista que nos está visitando y que tendremos que soportar durante cuatro meses como mínimo, la escasez de viviendas a precios razonables para poder acoger a los trabajadores que necesitamos, la subida de precios a los que se ha sumado la fruta hasta el punto de que aquel anuncio publicitario de «consuma plátanos de Canarias» y que había disparado nuestra solidaridad, ahora vamos a tener que acudir al antiguo mensaje de que «si no te portas bien te vas a quedar sin postre» porque amigos, nos lo merecemos porque somos malos a matar.
Pues sí, necesitamos suplentes urgentemente con contrato fijo y con la sola condición laboral de que nos saquen del hoyo y pongan ante nuestros ojos promesas creíbles y realizables a corto plazo, porque necesitamos que los caminos por donde transitamos estén lo suficientemente iluminados para que nuestros pies dejen de tropezar siempre con las mismas piedras. Necesitamos se nos dibuje un futuro esperanzador que no sea un regalo pero al que tengamos posibilidad de contribuir con nuestro esfuerzo y que este sea reconocido como algo satisfactorio. De no ser así y mientras sigamos aceptando caminar entre sombras que a nada conducen y rendirnos ante lo negativo, como seres humanos vamos a perder muchas de las cosas por las que nuestros padres lucharon.