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La valerosa profesional que se disolvió como un azucarillo

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Podríamos decir que si ciertos extremos se tocan saltan chispas, y que eso ocurrió hace unos días cuando el periodista ultra Vito Quiles se topó con su colega izquierdista Ana Pardo de Vera. Don Vito abordó en plena calle, decidido y con micrófono en mano, a doña Ana, siempre solícita y lenguaraz. Quería don Vito conocer qué pensaba ella acerca de la imputación de su hermana, Isabel Pardo de Vera, que pese a ostentar un nombre tan rimbombante acordaba temas zafios con gente ruin en sus tiempos de secretaria de Estado de Transportes y jefa de los trenes españoles. Pero doña Ana no dio respuesta al insistente don Vito y protagonizó una escapada por las calles de Madrid que se viralizó en las redes sociales. «¡No te acerques a mí que no hueles bien!», «pachirulo, ¡fuera de aquí», «¡no me toques, no me toques!», «yo no hablo con sicarios de la ultraderecha» fue todo lo que llegó a razonar la indignadísima doña Ana a las preguntas del correoso don Vito.

Nunca hubiéramos imaginado ver a tan valerosa mujer en los platós de la TV perder los nervios en la calle. Es cierto que ella suele utilizar argumentos algo burdos y poco trabajados en su quehacer profesional, pero eso forma parte de su encanto crítico. Diremos también de doña Ana que es feminista y progresista, y que ejerce de directora del digital «Público». Y todo eso, claro, se ha convertido en una losa cuando se ha sabido que su hermana doña Isabel contrataba con dinero público a una tal Jessica por ser la amiga íntima del ministro Ábalos. O que atendía sugerencias para dar obra pública a los amigos. Tal vez pasaríamos por alto a las hermanas Pardo de Vera si no fuera porque doña Ana abanderó durante años por Madrid el ‘caso Cursach’ hasta que su diario enmudeció de golpe. Eso sucedió cuando resultó que la corrupción que ella denunciaba era justamente la inversa, la del juez y el fiscal. Un error que le pone a la altura de doña Isabel, que compró unos trenes que no pasaban por los túneles por donde debían circular. Son dos mujeres que traemos hoy aquí como grandes de España, pero no por su apellido.

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