En la asamblea general de socios que esta tarde celebra el Cercle d’Economia de Menorca en el Club Nàutic Ciutadella, Francisco Tutzó Bennásar formalizará su renuncia como presidente de la entidad, que ha liderado desde su fundación en 2011.
La sucesión está pactada, ya que le relevará quien desempeña la presidencia: Miquel Àngel Casasnovas Camps, con doble trayectoria en la actividad docente -ha sido director del Institut Josep Mª Quadrado de Ciutadella- y en la investigación histórica. La nueva etapa que emprenderá ahora el Cercle vendrá marcada por la preparación intelectual y la mirada pedagógica del doctor Casasnovas, que desde 2013 preside la Fundació Enciclopèdia de Menorca y la dirección científica de esta obra.
Francisco Tutzó intervino el lunes en la tertulia sobre el reto enorme de la nueva industrialización de Menorca que la sección de Ciències Socials del Institut Menorquí d’Estudis celebró en Sant Joan de Binissaida. Tutzó, que vale más por lo que calla que por lo que cuenta, es la voz sensata de la experiencia.
Eludió, el presidente de Quesería Menorquina los valores absolutos, los niveles relativos y las tasas de crecimiento agregadas de una vía que pertenece a la historia de la Isla para desnudar el problema: no existe iniciativa empresarial. Salvo honrosas excepciones, padecemos un déficit en la cultura emprendedora que caracterizó Menorca en su momento. Aquella Isla donde surgieron los Codina, Montañés, Sintes, Pons-Quintana, Timoner, Mascaró y otros capitanes de industria ha cambiado tanto que carece de atractivo y condiciones para recuperar aquel afán. Costes laborales, fiscales y sobrecostes de insularidad junto con las directivas de la UE explican esta catástrofe.
La reindustrialización de Menorca es tan recurrente que, hace años, aparece en los programas electorales de todos los partidos. Miquel À. Casasnovas ya afronta su primer desafío.