Desde que los talibanes entraron en Kabul hace ya cuatro años, soy responsable, en la asociación People Help (www: peoplehelp.eu) del programa «escolarización de niñas y niños afganos en Pakistán» los cuales han tenido que huir de su país y están esperando poder rehacer sus vidas en algún país que los acoja.
Este programa da la oportunidad para que ellas y ellos no pierdan, durante el tiempo que están refugiados, su educación y además los aleja de las penas que ya, a tan corta edad, han sufrido.
Hoy quería dejar constancia de la vida (si así podemos llamar) que llevan las mujeres y niñas que han quedado en Afganistán.
No voy a enrollarme con el dolor y sufrimiento, no voy a explicaros lo que sé de primera mano sobre lo que allí ocurre. solo enumeraré lo que significa ser mujer en ese país...
En Afganistán, también en otros países, las mujeres enfrentan graves restricciones y violaciones de sus derechos humanos.
Estos son algunos de los derechos que se han borrado de sus vidas, que han sido abolidos o se ven seriamente afectados… Me mueve la idea, al escribir este artículo, de que reflexionemos sobre ello y entendamos el por qué tantas personas ven en Occidente su futuro.
El primero me afecta particularmente ya que atañe al derecho a la educación.
En un país de unos 46 millones de habitantes, 3,5 millones de menores no tienen acceso a la escuela, y el 85% son niñas.
Actualmente es el 100% de niñas a las que han robado ese derecho.
Así mismo el analfabetismo es alto, especialmente entre las mujeres.
Otra agresión a la libertad es que el 80% de mujeres son obligadas a casarse antes de los 18 años... cuando no son vendidas.
La violencia doméstica es el pan de cada día y pobres de ellas si se les ocurriera denunciar (¿ante quién?).
Por ello este país tiene uno de los índices mayores de suicidio femenino.
Por supuesto ellas están prácticamente excluidas de la vida pública y política.
Inexistencia del derecho a la libertad de vestimenta (tapadas hasta límites terribles) obligadas a llevar el burka... no hacerlo puede llevar a castigos severos, como 86 latigazos... o encarcelamiento.
La vida de una mujer vale la mitad que la de un hombre en casos de accidente.
Las mujeres que protestan contra el régimen pueden ser detenidas, torturadas y condenadas...
¿Sigo?
Y a pesar de esto hay muchas mujeres que están luchando por sus derechos y libertades, y es crucial apoyar sus esfuerzos para lograr un cambio positivo.
Así que no nos quedemos calladas, ni giremos la cara... no podemos ir a dormir con la conciencia tranquila si cerramos ojos y corazón.
El próximo día 15 de agosto se cumple el cuarto año de la llegada de los talibanes (por segunda vez, la primera el 27 septiembre 1996) y el país va a peor... y las mujeres y niñas siguen sufriendo la desidia de Occidente... nuestra «desconexión» con su dolor.
¡Hagamos algo!