Querido y coetaneo congénere (aunque en realidad habitamos universos paralelos/espejo, según parece).
Partamos del afortunado hecho de que vivimos en un país libre (de momento; a expensas de que aquellos a los que votas con tanta fidelidad consigan o no finalmente su objetivo de transformar el patio en otro producto más moldeable), de manera que reconozco (y reivindico vehementemente) tu derecho a votar a quien te plazca.
Interpreto -en caso de que mantengas tu intención de seguir votando a tu partido fetiche-, que no te parece del todo mal, ni lo de Marruecos/Sahara, ni que se gasten tu pasta en cosas tan feas como las que están apareciendo, día sí, día también, en los medios no subvencionados que van sobreviviendo a la presión bolañesca.
IMAGINO QUE TE PARECERÍA FATAL que Montoro, al que han pillado presuntamente haciendo cosas feas, consiguiera eludir su responsabilidad en las canalladas que hubiera perpetrado contra nuestros intereses y se saliera de rositas merced a cualquier triquiñuela jurídica, desaparición de pruebas, indulto si todo va mal etc. imagino también (corrígeme si me equivoco) que te parecería penoso que un votante del PP festejara que el exministro de Hacienda lograse burlar la justicia y saliera indemne de este marrón en que se halla (supongamos que sea culpable, entiéndeme, estamos en el campo de la presunción -todo es presunto, excepto el contribuyente; este, está demostrado, pringa a secas-) por la única razón de que Montoro es del PP, y los del PSOE también roban (y tú más).
Quizás tú sí te pondrías contento sin embargo si Bolaños consigue que sean los fiscales (¿de quién dependen?) quienes decidan qué se investiga y qué no, y que así, gracias a este ingenioso trucazo se dejara de investigar a toda esta gente que nos anda robando, mintiendo, pontificando con lo contrario a lo que practican y echándose unas carcajadas a nuestra salud.
Si estoy en lo cierto en mis deducciones sobre tu manera de enfocar las cosas te confesaré que pienso que lo tuyo no parece demasiado congruente, ni siquiera sano.
Del «Luis sé fuerte», el «menuda inventada» o el «ni tan mal», podemos aprender una bonita lección (si estamos atentos y dejamos por un momento de ondear patéticamente el banderín): estos pavos no nos quieren (si exceptuamos nuestro voto), no nos respetan, nos mienten, viven mucho mejor que nosotros currando una décima parte (si llegan a tal extremo). En resumen, no entiendo qué coño haces jaleándoles, respetándoles, disimulando cuando compruebas el tamaño de su dura faz.
Cuando te entren furores partidistas que no puedas reprimir te aconsejo que visualices los millones que se pulían en coca y putas los implementadores de la chirla «ERES», millones que salían de tus impuestos. Si por el contrario tienes querencia progre recuerda lo que se divertían a tu costa Zaplana, los Correa boys, el misionero Rato, el intocable Pujol etc.
Sí, sí, no te has equivocado, todos ellos (y muchos otros disfrazados de luchadores solidarios) vivían mucho mejor que tú (varios en chalets con piscina), usando tu propia pasta y vendiéndote la misma moto de una ideología justa y saludable con vocación de servicio (corrijo, Zaplana no: él siempre sostuvo que estaba en este oficio para forrarse).
O MUCHO ME EQUIVOCO o la cosa es así de cruda. O mucho me equivoco, o si nada hacemos (básicamente protestar, hacerles saber que les hemos visto el plumero), nada cambiará. Vendrá el siguiente; aprovechará los privilegios que ha establecido el anterior, no revocará ninguna de las canalladas perpetradas, ya que serán de utilidad para el recién llegado (la tele, los impuestos, los indultos, los aforamientos, los periodistas dóciles…)
Cuando veo a los paseantes frente a mi taberna portuaria recoger en una bolsita las cacas de sus perros (¡cómo ha crecido su número!) pienso en esos periodistas a los que me refiero en el párrafo anterior. Me pregunto qué hacen con las deposiciones que colectan con tanta devoción en cada rueda de prensa tras los Consejos de Ministros. ¿Se las llevan a casa? Y en tal caso ¿qué hacen luego con ellas?
No quiero ni pensarlo.