La arena de nuestras playas no se mueven de por sí, más bien las movemos. Yo hace un par de años y por éstas fechas publique en éstas páginas un artículo que ya hacía mención a éste caso. Por entonces existían las duchas playeras que te permitían desprenderte de toda la arena pegada a tu cuerpo y poder introducirte en tu coche de lo más impoluto. Debido a la escasez del ese liquido elemento, esas duchas se clausuraron por decisión ecologista, lo que me parece perfecto, pero ahora todo bañista se ve obligado a llevarse una buena cantidad de la arena de nuestras playas.
Veamos como queda el tema. Tu sales del agua y automáticamente te conviertes en un ser odiado y la distribución de la arena queda de ésta forma, arena pegada al muslamen más la que se queda entre los dedos de tus pies y sobre la alfombrilla del coche podríamos decir que serían unos cincuenta gramos. Luego está la bolsa del traje de baño que abarca toda la entrepierna, lugar ese que es el que más arena recoge, sin tener en cuenta el cangrejillo explorador que se te ha colado mientras estabas sentad en la orilla, olita va olita viene. Yo calculo que la arena depositada ahí pesa unos doscientos gramos. El sistema de las duchas permitía que la arena adherida, se trasladara a otro punto, pero quedaba en la playa. Para compaginar ambos problemas, ¿llegaremos a ver algún día a algún servicio de mantenimiento que con cepillo y toalla en mano se encarguen de desprender la arena pegada y no se la lleven a su apartamento para hacerla desaparecer por el desagüe?