Que la televisión pública se dedique al chismorreo y la chusma es ya de por sí sangrante, pero que pretendan darnos lecciones de periodismo independiente y liderar la «lucha contra la desinformación y los bulos» ya es de traca.
Televisión Española depende directamente del mandato de quien ocupa la Moncloa. Ahora toca enarbolar la bandera de esa supuesta verificación de datos para comprobar cuándo nos la dan con queso en las redes sociales y cuándo una información es veraz. Y eso estaría muy bien como servicio al ciudadano… si al mismo tiempo sus periodistas hicieran el trabajo que les corresponde. Que seguramente estarán deseando hacerlo, porque son buenos profesionales, y no les dejarán porque lo que interesa es la manipulación, el sesgo y la conformación de una opinión pública favorable al que manda.
Hay ejemplos casi a diario, algunos de lo más burdo. El otro día, en el Telediario de las tres la presentadora quiso averiguar, de la mano de expertos, si lo de Gaza es o no un genocidio en términos legales, si es adecuado utilizar esa palabra de acuerdo a la legislación. Para ello consultaron a dos personas versadas en el tema. Cabría esperar -es de primero de Periodismo- que uno hablara a favor y el otro en contra, exponiendo ambos sus argumentos de modo que el espectador pudiera formarse su propia opinión. Pues nada más lejos. Los dos especialistas en derecho internacional que participaron en el reportaje estaban convencidos de que sí es un genocidio.
Casi tan cantoso como cuando, en su momento, quisieron hacer gala de lo bien integrados que están los musulmanes en Torre Pacheco entrevistando a una supuesta pareja mixta, en la que él era marroquí y ella nacida en España de padres marroquís.