Pronto voy a tener que cambiar el título general de mis actuales artículos por el de «En pocas palabras», que es el que utilizo cuando me veo obligado a abrigarme algo más. Es un encabezamiento digamos que invernal cuando mis granos de arena abrasados por el sol veraniego se vuelven compactos e inamovibles debido a la cantidad de agua que se beben, son esos compactos suelos de las arenas playeras que visitamos y pisoteamos dejando nuestras huellas hasta que alguna de esas olas perezosas las va besando hasta borrarlas o a hacerse con ellas, vete a saber, porque si tenemos que ser justos son más suyas que nuestras.
Ojalá fuéramos capaces de que esas huellas pudieran hablar de nosotros, son muchos los que sueñan en dejarlas para la posterioridad pero que muy pocos por no decir ninguno consiguen la eternidad. Se nos recordará durante un tiempo, se celebrarán aniversarios para recuperarlas, pero como la memoria es débil y nosotros mucho más, todo se irá diluyendo con la llegada de nuevas generaciones. Pero repito, voy a ver si mantengo mis granos de arena por lo menos hasta el final del otoño porque sinceramente me hace ilusión verlos cubiertos de hojas caídas multicolores, que ahora es lo que toca.