El copago de servicios públicos tiene mala prensa. El problema es que el gratis total es una falacia. Nada es gratis, todo cuesta dinero. Cuando no pagan los usuarios pagamos todos. Lo que pasa es que la corresponsabilidad, en la política infantil que tenemos, es tanto como ir en dirección contraria de la tendencia dominante.
Siendo cierto que el acceso universal a los servicios públicos es una garantía de cohesión y justicia. También es cierto que la gratuidad puede tener efectos perversos, entre otros, el abuso, la insostenibilidad y la saturación.
El transporte público gratuito es el último ejemplo. Vemos a izquierda y derecha, a centralistas y nacionalistas reivindicarlo. Si la movilidad es un derecho: ¿para cuando vuelos gratis? Entiendo que los usuarios paguen sólo una parte del coste y que algunos servicios sean deficitarios para que sean de acceso para todos. Entiendo que algunos colectivos tengan precios reducidos o estén exentos de pagar. Que los menores de edad tengan el transporte gratuito es positivo por lo de sembrar buenos hábitos cívicos. Ahora bien, la generalizacion me parece peligrosa. Los humanos somos así: pagar nos hace valorar y cuidar las cosas. Y los servicios públicos son conquistas a preservar y no a dilapidar.