Entusiasmado con proyectos como una ópera en la que encarnará a Pablo Neruda, Plácido Domingo se desdobla este fin de semana en Tokio en director y cantante, aunque en el futuro ya se ve más con la batuta.
«La gente, como que espera más al Plácido Domingo cantante, pero para mí la de director también es una carrera muy importante», asegura el tenor en una entrevista con Efe en Tokio, adonde ha llegado desde Nueva York tras interpretar «Simón Boccanegra» en el Metropolitan.
Acompañado por la orquesta de la Arena de Verona, mañana sábado presentará ante el público tokiota «Gala Domingo», una selección operística en la que da vida a algunos de los personajes que han marcado su carrera, como el Otello de Verdi o el don José de «Carmen» creado por Bizet.
También se pondrá en la piel de Cyrano de Bergerac en la versión de la «extraordinaria» obra de Edmond Rostand, un personaje que, para el cantante, es «el sueño de un actor».
El domingo cambiará el escenario por el foso y la batuta, para dirigir a la orquesta en «algo tan representativo como es la 'Aida' de Verdi», explica con energía en su camerino del International Forum de Tokio.
Durante el ensayo de «Aida» en Tokio, el cantante madrileño da, en un italiano fluido y con tono amable, instrucciones a la orquesta y los cantantes de la Arena de Verona, mientras de cuando en cuando, batuta en mano, entona fragmentos de la ópera con su poderosa voz.
Como cantante Plácido Domingo tiene a sus espaldas más de 3.450 funciones y como director de orquesta «solo» unas 400, pero de tener que elegir «quizás me quedaría como director, porque como tenor cantaré ya no mucho tiempo», comenta el artista, que en enero cumplió 69 años.
Recientemente, este hijo de cantantes de zarzuela celebró con el espectáculo «Gala Domingo» que ahora presenta en Tokio el 40 aniversario de su primera actuación en el histórico anfiteatro Arena de Verona, que supuso también su debut en Italia cuando contaba apenas 28 años.
«Fue importantísimo: mi debut en Italia, en Verona, la primera vez que cantaba con la Nilsson (la soprano sueca Birgit Nilsson), la primera vez que cantaba Calaf (de «Turandot")... fue una serie de «primeras veces» increíble», recuerda.
Y es que la Arena de Verona y la Scala de Milán «han sido dos de los templos de toda mi carrera», asegura sin dudarlo.
La prolífica trayectoria de Plácido Domingo no tiene por ahora visos de reducir su marcha: su agenda está repleta e incluye para los próximos meses actuaciones en Londres, Zurich, Milán y Madrid, además de Los Angeles (EEUU).
Precisamente en esta ciudad, de cuya Opera es director, tiene previsto estrenar en septiembre una obra que le está escribiendo el director mexicano Daniel Catán, «Il Postino», en la que él hará el papel del poeta chileno Pablo Neruda.
«También dirijo 'Las Bodas de Fígaro' en Los Angeles, 'Hamlet', de Ambroise Thomas, en Washington... O sea, tengo un panorama tremendamente largo», detalla el que fuera denominado por la BBC «el tenor más grande de todos los tiempos».
«Todos estos planes me hacen una gran ilusión», asegura.
De todos los países, Domingo reconoce que con México guarda una relación muy especial, ya que es el lugar al que se mudó con sus padres a los ocho años y donde vivió «una época muy entrañable».
Fue en México donde tuvo ocasión de comenzar a ver a sus padres actuar en el teatro, lo que le supuso «empezar a amar la música» y ver de cerca un mundo «extraordinario», dice.
«Mis padres -añade- me dieron dos vidas: la que nos dan los padres a todos los seres humanos, y también la vida de la música».
Por eso, al margen de que cante o dirija, Plácido Domingo asegura que por encima de todo es «un músico» al que le gusta «dar importancia a lo que está haciendo».