La reina Isabel II de Inglaterra ha cancelado la fiesta de Navidad que celebra para su personal en el Palacio de Buckingham debido a las «difíciles circunstancias financieras» que afectan al país, según indicó hoy un portavoz real.
Unos 600 empleados de las dependencias reales confiaban en asistir, junto con un acompañante, a una celebración festiva que la soberana costeaba cada dos años en el palacio en el mes de diciembre.
No obstante, la actual situación económica global ha motivado que la Reina decida suprimir ese acto para ahorrar costes.
«La Reina es muy consciente de las difíciles circunstancias económicas a las que se enfrenta el país. Se decidió que era apropiado que la Casa Real mostrara moderación y por ello que no celebrará la fiesta este año», explicó el portavoz oficial de palacio.
El pasado septiembre, el diario británico «The Independent» informó de que el Gobierno británico había «arrebatado» a la monarquía el control de las finanzas de Palacio.
El «memorándum financiero» que establece formalmente la relación entre Palacio y Gobierno impone drásticas condiciones al empleo que puede hacer la Reina de los 38,2 millones de libras (45,8 millones de euros) que pone a su disposición el Parlamento para pagar al personal a su servicio y los palacios que ocupa.
El documento, al que tuvo acceso el citado periódico gracias a la ley sobre libertad de información, da al Gobierno el derecho a la administración directa de ese dinero en el caso de que se produzca un desacuerdo entre aquél y Palacio.
Expertos constitucionalistas señalaron al diario que el Gobierno podría utilizar el memorándum para obligar a la Reina a reducir sus gastos o incluso para obligarla a depender exclusivamente de su considerable fortuna personal, heredada de sus predecesores en el trono.
Ese acuerdo es consecuencia de la creciente polémica entre el Palacio y el Gobierno sobre los costos crecientes y la gestión del dinero con el que los ciudadanos británicos subvencionan a la Familia Real.