Una segunda investigación judicial sobre la muerte de Amy Winehouse confirmó hoy que la cantante murió por exceso de alcohol, informó el tribunal de Saint Pancras (Londres).
La primera pesquisa determinó en 2011 que su fallecimiento había sido «accidental» y posiblemente por consumo excesivo de alcohol, pero la investigación fue invalidada al descubrirse que la magistrada a cargo del caso no tenía las cualificaciones necesarias.
En esta segunda pesquisa, que tuvo lugar en Saint Pancras para esclarecer la muerte de la joven, la juez forense Shirley Radcliffe señaló que la cantante, fallecida el 23 de julio de 2011, tenía más de cinco veces el límite permitido de alcohol para conducir.
Según Radcliffe, la cantante falleció por «tener unos niveles de alcohol generalmente asociados con la muerte» y que consumió de manera «voluntaria».
En una declaración escrita remitida al tribunal, la médica de cabecera de Winehouse, Christina Romete, indicó que la cantante se negaba a seguir la recomendación de los médicos y que era una persona que «quería hacer las cosas a su manera».
La primera investigación tras la muerte a los 27 años de la autora de «Back to Black» fue dirigida por Suzanne Greenway.
Sin embargo, en noviembre de 2011 Greenway, nacida en Australia, dimitió de su cargo tras comprobarse que le faltaba el periodo de experiencia necesario para ejercer en el Reino Unido.
La letrada había sido nombrada juez forense adjunta por su marido, Andrew Reid, en 2009, sin cumplir con el requisito legal de llevar cinco años registrada como abogada en el Reino Unido, pese a haber ejercido su profesión durante una década en su país natal.
Amy Winehouse, una de las artistas con más talento del Reino Unido con numerosos galardones, fue encontrada muerta en su piso del barrio londinense de Camden tras una larga batalla contra el alcohol y las drogas.