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Nacen dos perros verdes en una camada de Laguna de Duero

Imagen de los dos perros verdes junto al resto de la camada.

| Laguna de Duero |

Una perra de raza grifón podenco de nombre Micaela ha hecho bueno el refrán de ser más raro que un perro verde y ha parido en la localidad vallisoletana de Laguna de Duero, a dos perros con esa pigmentación, cuyo color se debe, según los primeros indicios, a una «intoxicación» por «biliverdina».

El nacimiento tuvo lugar el día 3 de junio, según ha referido hoy la propietaria de la camada y criadora de perros Aída Vallelado, quien ha explicado que a las pocas horas uno de los perros falleció y el otro, de nombre «Trébol», se encuentra todavía muy débil.

El verde es «llamativo», casi fosforescente, «no es un verde botella», ha dicho Vallelado, propietaria del centro de cría y adiestramiento canino «Rehala los Basares» de Laguna, quien ha confiado en que el cachorro se salve y pueda estar con sus otros tres hermanos de camada, todos normales, y sus padres Micaela y Ares, este último de raza podenco.

El caso, que desveló la página web lagunaaldia.com, lo ha llevado el veterinario Daniel Valverde, de la Clínica Colmillos y Zarpas, de Cúellar (Segovia), quien ha explicado hoy que los cachorros tienen ese color debido a que absorbieron el pigmento conocido como «biliverdina» que está en la placenta de estos animales.


Depurar

Los cachorros se alimentan dentro de la madre a través del cordón umbilical por lo que no es normal que absorban la «biliverdina», una «toxina» que ahora el cachorro sobreviviente debe depurar «por el hígado a través del intestino», con lo que en «dos o tres semanas» recuperará su color blanco.

Se trata de una rareza sin apenas casos en el mundo, aunque el veterinario ha encontrado, a través de internet, el nacimiento de otro perro verde, en este caso una hembra de labrador, en diciembre de 2010 en Mairinque, en Brasil, que finalmente «se salvó».

El veterinario ha llevado el caso a la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Complutense de Madrid para determinar la causa por la que estos cachorros absorbieron el pigmento y si el origen es vírico o bacteriano.

Mientras tanto «Trébol», que tiene la mitad de tamaño que sus hermanos, con cuidados y alimentación ha empezado a depurar el tóxico y a recuperar su color, con muchas «ganas de vivir» y cumpliendo que lo que es extraordinario o poco común, aunque sorprendente, también ocurre muy de vez en cuando.

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