Ha sido una de las noticias del corazón de los últimos días. Laura Escanes y Risto Mejide han roto después de siete años de relación. El pasado domingo ambos publicaron dos comunicados diferentes anunciado la ruptura a sus seguidores y agradeciendo todo lo vivido. Tras casi una década juntos, la influencer y el presentador han formado una familia tras el nacimiento de su hija Roma y con Julio, el hijo mayor del presentador, fruto de una relación anterior.
En el comunicado que colgó Risto para anunciar la separación, ya tuvo unas palabras para su hija pequeña. De hecho, agradeció a su mujer «haberle hecho papá de Roma». «Eso sí que es un amor pa #toelrrato», decía. Pero tres días antes de hacer pública su separación, el presentador ya escribió en sus redes una emotiva carta a su hija en común con la modelo. Sin embargo, en aquel momento nada hacía pensar en el desenlace de unos días después.
El presentador publicó en su cuenta de Instagram - donde alcanza más de un millón de seguidores - una fotografía junto a la menor y unas palabras muy emotivas. «Siempre caminaré contigo. Al lado, detrás o debajo. Da igual. Pero siempre me tendrás ahí. Incluso cuando no me tengas ahí. Te quiero tanto, mi bebita», escribía junto a una bonita imagen familiar .
A diferencia de Laura Escanes, que todavía no ha querido pronunciarse sobre esta separación, Risto Mejide si aseguró a través de historias de Instagram que se encuentra «sin fuerza ni para responder a las burlas». A todos los que sí apoyan a la pareja en estos duros momentos, el presentador les ha agradecido su cariño. «Gracias por entender lo que supone una pérdida de este calibre. Es un agujero negro que se te instala en el alma. Ojalá también tengáis razón. Ojalá se salga de esto», aseguró.
Por su parte, la influencer guarda silencio. Aunque si bien es cierto que según publica este miércoles la revista Lecturas ya estaría buscando un nuevo piso de soltera tras la separación. El citado medio asegura que la catalana visitó el piso piloto de una urbanización en construcción en Madrid, pero no lo hizo sola, estuvo acompañada de su amiga María Pombo y el marido de esta, que es arquitecto y tiene una empresa de reformas.