Las estrías son marcas que aparecen en la piel cuando se estira demasiado rápidamente, como sucede durante el embarazo, la pubertad, el aumento de peso o el culturismo. Aunque no suponen un problema físico, sí que se les da mucha importancia a nivel estético. A partir de ahí, es importante saber que hay dos tipos -rojas y blancas- y que cada una tiene un tratamiento diferente.
Las estrías rojas, también conocidas como estrías recientes, son marcas de color rojo o rosado que aparecen en la piel y pueden ser ligeramente elevadas al tacto. Esto se debe a que las fibras de colágeno y elastina de la piel se han roto y los pequeños vasos sanguíneos debajo de la piel han quedado expuestos. Las estrías rojas pueden ser causadas por un rápido estiramiento de la piel, como durante el embarazo o el crecimiento adolescente, y son más comunes en personas con piel clara.
Las estrías blancas, también conocidas como estrías antiguas, son marcas de color blanco plateado que aparecen en la piel y son más planas al tacto. Esto se debe a que las fibras de colágeno y elastina de la piel se han roto y se han formado cicatrices. Las estrías blancas son el resultado de una rotura de la piel que ocurrió hace mucho tiempo, como durante un embarazo anterior o un aumento de peso, y son más comunes en personas con piel oscura.
Es importante tener en cuenta que las estrías no desaparecen por completo y que no hay una solución única para deshacerse de ellas. Sin embargo, hay tratamientos que pueden ayudar a reducir su apariencia, como la aplicación tópica de cremas con retinoides o ácido glicólico, la terapia con láser y la dermoabrasión. Además, mantener una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente y mantener un peso estable también puede ayudar a prevenir la aparición de estrías.