Con la llegada del verano, nuestras mascotas también sienten los efectos del calor. Los perros, al igual que los humanos, pueden sufrir golpes de calor y deshidratación, por lo que es crucial tomar medidas para mantenerlos frescos y cómodos.
Uno de los primeros pasos para proteger a tu perro del calor es asegurarte de que siempre tenga acceso a agua fresca. Es fundamental cambiar el agua regularmente y mantener el recipiente en un lugar sombreado para evitar que se caliente. Evita ofrecerle hielo directamente, ya que el contraste de temperaturas puede ser perjudicial, pero puedes añadir un cubo de hielo al agua para mantenerla fresca por más tiempo.
El aire acondicionado y los ventiladores pueden ser grandes aliados para mantener a tu perro fresco. Los perros tienden a encontrar y aprovechar los lugares más frescos de la casa, así que no dudes en permitirles el acceso a áreas con aire acondicionado o ventiladores. Además, puedes considerar el uso de alfombras refrigerantes, que contienen un gel que se activa con la presión del cuerpo del perro, proporcionando una superficie fresca para que se tumbe.
El ejercicio durante las horas más calurosas del día debe evitarse. Es mejor pasear a tu perro temprano en la mañana o al final de la tarde cuando las temperaturas son más bajas. Durante los paseos, el asfalto caliente puede quemar las almohadillas de sus patas, por lo que es preferible caminar por áreas sombreadas o con césped.
Mojar ligeramente a tu perro puede ser una forma efectiva de mantenerlo fresco, pero es importante hacerlo de manera gradual. Comienza con una toalla húmeda y luego, si es necesario, usa agua fresca (no fría) para evitar un choque térmico. También puedes usar un pulverizador con agua para rociarlo de vez en cuando.
Si tu perro tiene el pelaje largo, un buen cepillado puede ayudar a eliminar el pelo muerto y reducir el subpelo, permitiendo que el aire circule mejor cerca de la piel. Sin embargo, evita cortar su pelo demasiado corto, ya que su pelaje también actúa como aislante contra el calor.
Finalmente, es crucial estar atento a los signos de sobrecalentamiento. Si notas que tu perro jadea excesivamente, tiene la boca seca, está letárgico o muestra signos de desorientación, busca atención veterinaria de inmediato. Un golpe de calor puede ser fatal si no se trata a tiempo.