El calor nocturno es un desafío creciente en muchas regiones. Se distinguen tres tipos de noches cálidas según la temperatura mínima que se registra. Una noche tropical se define cuando la temperatura no baja de los 20°C. Estas noches son cada vez más comunes, especialmente en áreas urbanas y costeras.
Más intensas son las noches tórridas o ecuatoriales, con temperaturas mínimas que no descienden de los 25°C. Estas noches pueden ser peligrosas para la salud, especialmente para personas vulnerables como ancianos o aquellos con problemas cardíacos, ya que el calor extremo aumenta la presión sanguínea.
Las más extremas son las noches infernales, donde la temperatura no baja de los 30°C. Aunque infrecuentes, se han registrado casos en lugares como las Islas Canarias, generando condiciones muy difíciles para el descanso.
Para sobrellevar estas noches, es crucial mantener la casa fresca durante el día, evitando la exposición directa al sol y ventilando por la noche. Se recomienda usar ropa ligera y transpirable, evitar el alcohol y las comidas copiosas, y tomar duchas templadas antes de dormir. Estos fenómenos son una manifestación clara del cambio climático, con un aumento notable de su frecuencia en las últimas décadas. Adaptarse a estas nuevas condiciones es esencial para mantener la salud y el bienestar en el calor del verano.