El té, ampliamente reconocido por sus beneficios antioxidantes y su aporte a la salud, es una bebida popular en todo el mundo. Su consumo moderado, que puede incluir entre dos y cinco tazas diarias dependiendo del tipo y la tolerancia de cada persona, se considera seguro y hasta recomendable para la salud cardiovascular y cognitiva. Las variedades de té, como el verde y el negro, contienen cafeína y otros compuestos como los taninos, que pueden afectar la absorción de nutrientes esenciales si se consumen en exceso. También es importante controlar su ingesta por la posible acumulación de fluoruro en el organismo.
Los especialistas sugieren limitar la ingesta de té con cafeína a una cantidad que no afecte el sueño ni cause nerviosismo, problemas que se observan principalmente en el té negro y en dosis que superan los 400 miligramos de cafeína diarios, el umbral de seguridad establecido por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Las personas sensibles a la cafeína deberían considerar tés sin cafeína o reducir su consumo por las tardes para evitar interrupciones en el sueño.
Si bien tomar té en cantidades adecuadas puede contribuir a reducir la inflamación y proteger contra ciertos tipos de cáncer, exceder la cantidad recomendada puede derivar en efectos secundarios como manchas en los dientes o problemas de absorción de hierro. La clave está en mantener un consumo balanceado, escuchando las reacciones del propio cuerpo.