El zumo de limón es ampliamente reconocido por su contenido en vitamina C y antioxidantes, lo que lo convierte en una opción saludable dentro de una dieta equilibrada. Sin embargo, la creencia de que su consumo, especialmente en ayunas, favorece la pérdida de peso carece de respaldo científico. De hecho, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) afirman que beber zumo de limón en ayunas no favorece el adelgazamiento, y además no existe ninguna explicación científica que lo justifique.
La pérdida de peso se logra mediante un déficit calórico, es decir, consumiendo menos calorías de las que el cuerpo quema. No hay evidencia de que el zumo de limón acelere el metabolismo o queme grasas de manera significativa. Además, algunos estudios sugieren que los polifenoles del limón podrían influir en la acumulación de grasa corporal, pero estas investigaciones se han realizado en modelos animales y con concentraciones de compuestos difíciles de alcanzar a través del consumo habitual de zumo de limón.
Es importante destacar que, aunque el zumo de limón aporta nutrientes beneficiosos, su consumo excesivo puede tener efectos adversos. La acidez del limón puede erosionar el esmalte dental, aumentando la sensibilidad y el riesgo de caries. Para mitigar este efecto, se recomienda beber el zumo diluido y utilizar una pajita para minimizar el contacto con los dientes. Además, en personas con problemas gastrointestinales, el ácido cítrico puede irritar la mucosa del estómago, provocando molestias o empeorando condiciones preexistentes.