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Álvaro Fernández, farmacéutico: «Psicológicamente te parecerá que el agua fría refresca más, pero no es verdad»

Salud, hidratación y bienestar se convierten en protagonistas en España ante la duda sobre la temperatura del agua cuando suben los termómetros

Salud, hidratación y bienestar se convierten en protagonistas en España ante la duda sobre la temperatura del agua | Foto: Pexels

| Palma |

Cuando el verano se instala con fuerza en España, la temperatura del agua con la que nos hidratamos se transforma en tema de debate habitual. Mientras que la mayoría intuye que el agua fría es la opción más refrescante, recientes aportaciones de expertos en salud ponen en duda esa creencia y plantean argumentos de peso para elegir bien, sobre todo en escenarios de calor extremo como los que se han vivido en Mallorca y otros puntos del país durante julio de 2025.

Frente a la ola de calor que azota Europa y ante termómetros que rondan los 40ºC en muchas regiones españolas, surge la cuestión: ¿realmente el agua fría aporta mayores beneficios? O, por el contrario, ¿tomar agua a temperatura ambiente podría ser más conveniente para nuestra salud y bienestar?

Las respuestas de los expertos no son unánimes. A pesar de que la sensación inicial de refresco al beber agua fría es innegable, el consenso científico actual apunta a que lo esencial es la hidratación constante, más allá de la temperatura del líquido. ¿Pero qué factores adicionales hay que considerar para elegir la mejor opción?

El principal objetivo, coinciden los expertos consultados, es mantener una hidratación adecuada para evitar el riesgo de deshidratación durante el verano de 2025. El cuerpo humano mantiene una temperatura interna estable cercana a los 37 ºC y utiliza mecanismos fisiológicos eficientes para equilibrar posibles variaciones térmicas. Cuando ingerimos agua fría, el organismo destina recursos energéticos a regular su temperatura, calentando el agua hasta igualarla con la corporal. Por el contrario, el agua del tiempo entra en equilibrio de forma más rápida y sin gasto adicional de energía.

Esta teoría ha sido explicada recientemente por especialistas en farmacia en redes sociales, resaltando que el exceso de frío en las bebidas puede desencadenar molestias en personas con dientes sensibles o propensas a problemas digestivos. Por tanto, optar por agua a temperatura ambiente puede ser más adecuado en estos casos, disminuyendo las probabilidades de incomodidad.

Hábitos recomendados

Desde el punto de vista médico, diversos estudios realizados hasta 2024, reflejan que el impacto de la temperatura del agua en la regulación térmica interna es menor de lo que comúnmente se cree. La sensación de frescor tras ingerir una bebida fría es, en realidad, temporal y superficial: apenas tiene efecto real en el descenso de la temperatura corporal general.

Además, existen indicios de que el consumo de agua del tiempo puede fomentar una hidratación más regular y mantenida. Al evitar el choque térmico que provoca el agua helada, muchas personas se sienten más cómodas bebiendo frecuentemente, lo cual contribuye a mantener el equilibrio hídrico en jornadas especialmente calurosas o durante la práctica de actividades físicas comunes en vacaciones.

Pongamos un caso habitual: en una terraza de Palma, en pleno julio de 2025, pedir agua con hielo parece el gesto más lógico ante temperaturas que superan los 38 ºC. Sin embargo, la cantidad real de agua consumida será probablemente menor si la experiencia resulta demasiado fría para ciertas personas, quienes podrían interrumpir la ingesta tras unos pocos sorbos.

Por otro lado, muchas familias con niños pequeños o adultos mayores prefieren agua del tiempo para evitar molestias digestivas o sensaciones de pesadez estomacal. No se trata solo de una cuestión biológica, sino de bienestar subjetivo y prevención del malestar, relevante en grupos de riesgo durante olas de calor como las presenciadas en agosto de 2024 y que se repiten este 2025.

Es común creer que tomar agua fría ayuda a bajar la temperatura corporal, pero la realidad es que el cuerpo responde con mecanismos de defensa, gastando energía en equilibrar ese descenso térmico. Algunos médicos enfatizan que este proceso no solo es inútil para combatir el calor, sino que puede, en circunstancias extremas, conducir a congestiones o espasmos en personas sensibles.

La Organización Mundial de la Salud, en informes divulgados hasta junio de 2025, destaca que no hay contraindicación generalizada para el agua fría, si bien es recomendable optar por agua a temperatura ambiente para quienes sufren molestias específicas.

Recomendaciones para la hidratación

En definitiva, independientemente de elegir agua fría o del tiempo, lo fundamental es mantener la constancia en la hidratación. Los nutricionistas recomiendan beber entre 2 y 2,5 litros de agua al día en verano, y aumentar la ingesta en caso de practicar deporte, exponerse al sol o trabajar al aire libre. Procurar tener agua a mano, evitar esperas largas entre tomas y atender a las señales de sed son hábitos clave para la salud estival de niños, adultos y población mayor en España.

La respuesta a la pregunta inicial resulta, pues, menos categórica de lo esperado: elegir entre agua fría o del tiempo debe basarse en el propio bienestar, la experiencia personal y las necesidades fisiológicas, sin olvidar la importancia de favorecer una ingesta suficiente y constante para afrontar las altas temperaturas del verano de 2025.

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