El café con hielo ha dejado de ser una simple alternativa al caliente para convertirse en un auténtico fenómeno gastronómico que, además, aporta numerosos beneficios para la salud. Según los expertos en nutrición, su menor acidez y su alto potencial antioxidante lo convierten en una opción no solo refrescante, sino también saludable para hacer frente a las altas temperaturas. El consumo de café con hielo ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, especialmente entre la población joven urbana. Las cafeterías españolas han registrado un aumento del 27% en la venta de esta bebida respecto al verano anterior, según datos de la Federación Española de Hostelería.
Este incremento responde tanto a la búsqueda de alternativas refrescantes como al creciente interés por los beneficios que aporta esta forma de consumir café, que mantiene todas las propiedades positivas de la bebida tradicional pero con ventajas adicionales. Los nutricionistas destacan que, contrariamente a lo que muchos piensan, el café frío no solo no perjudica la salud, sino que puede ser incluso más beneficioso que su versión caliente en determinados aspectos. La clave está en su forma de preparación y en los cambios químicos que experimenta el café cuando se enfría, lo que modifica sutilmente su composición sin alterar sus principales virtudes.
La comunidad científica ha estudiado ampliamente los efectos del café en el organismo, y las investigaciones más recientes apuntan a que la versión fría presenta ventajas específicas frente a la caliente. Entre los beneficios más destacados se encuentra su menor acidez, lo que lo hace más amable con el sistema digestivo. Un estudio publicado en enero de 2025 por la Universidad Complutense de Madrid reveló que el café frío contiene hasta un 67% menos de ácidos que el caliente, lo que reduce significativamente las molestias estomacales y la erosión del esmalte dental.
Otro de los puntos fuertes del café con hielo es su contribución a la hidratación corporal, especialmente relevante durante los meses de verano. «A diferencia de la creencia popular, el café frío ayuda a mantener los niveles de hidratación en el organismo, compensando parcialmente su efecto diurético con el aporte de líquido», explica la doctora Carmen Rodríguez, especialista en nutrición del Hospital La Paz de Madrid. Este efecto resulta particularmente beneficioso cuando las temperaturas superan los 30 grados, como ocurre habitualmente en gran parte de España durante el verano.
El aporte energético es otro de los beneficios que mantiene esta versión fría. La cafeína presente en el café, independientemente de su temperatura, estimula el sistema nervioso central y mejora el rendimiento físico y mental. La ventaja del café con hielo es que proporciona este impulso sin elevar la temperatura corporal, algo fundamental en los días calurosos. Según un estudio del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat publicado en marzo de 2025, los deportistas que consumen café frío antes de entrenar en verano mejoran su rendimiento en un 12% respecto a quienes toman café caliente.
Finalmente, cabe destacar el potencial antioxidante del café con hielo. El café es una de las fuentes más ricas en antioxidantes de la dieta occidental, y estos compuestos se mantienen prácticamente intactos en su versión fría. Los antioxidantes combaten los radicales libres, moléculas inestables que dañan las células y aceleran el envejecimiento, por lo que su consumo regular puede contribuir a prevenir enfermedades crónicas y a mantener la salud celular.
Métodos de preparación
Existen diversos métodos para preparar café con hielo, cada uno con sus características particulares. El más sencillo y extendido consiste en preparar un café expreso o americano y verterlo directamente sobre cubitos de hielo. Esta técnica, conocida como 'método directo', es rápida pero puede diluir excesivamente el café si no se utiliza una preparación lo suficientemente concentrada. Para los más puristas, el método cold brew o extracción en frío se ha convertido en el favorito. Consiste en dejar reposar el café molido en agua fría durante 12-24 horas, lo que produce una bebida menos ácida, más suave y con un sabor más dulce de forma natural.
«El cold brew extrae menos compuestos amargos y ácidos, pero mantiene todos los antioxidantes y la cafeína», explica Jorge Martínez, campeón nacional de baristas 2024. Una tercera opción es el método japonés o flash brewing, que consiste en preparar café caliente y verterlo directamente sobre hielo de forma controlada. Este sistema permite conservar los aromas volátiles del café caliente pero enfriándolo instantáneamente, lo que resulta en una bebida refrescante pero con toda la complejidad aromática del café tradicional.
Para quienes buscan opciones más creativas, el mercado ofrece cada vez más variantes, desde el café con hielo aromatizado con especias como canela o cardamomo, hasta versiones con frutas del bosque o cítricos que aportan vitaminas adicionales y nuevas dimensiones de sabor a la bebida tradicional.