El verano es la estación del año con mayores alertas relacionadas con la otitis del nadador y otros problemas derivados de la humedad y el calor. Este aumento se debe a que factores típicos del verano, como las elevadas temperaturas, la humedad acumulada en el conducto auditivo y el uso frecuente de piscinas o playas, favorecen la proliferación bacteriana. Sin embargo, adoptar ciertas medidas preventivas puede reducir considerablemente el riesgo de desarrollar infecciones en los oídos durante esta temporada.
La otitis externa, comúnmente llamada otitis del nadador, es una inflamación del conducto auditivo externo causada principalmente por bacterias que se multiplican fácilmente en ambientes húmedos. La sintomatología incluye molestias, dolor, picazón e incluso pérdida temporal de audición. Por ello, es fundamental solucionar estos problemas antes de que evolucionen a estados más graves.
Características de la otitis del nadador y su relación con el verano
El verano, especialmente en zonas costeras y urbanas con piscinas, presenta condiciones idóneas para el desarrollo de infecciones auditivas. La humedad persistente dentro del canal auditivo crea un caldo de cultivo para bacterias como Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus, principales responsables de esta patología. Además, en España, las estadísticas muestran que durante las semanas de junio a septiembre se incrementan las consultas médicas relacionadas con esta infección.
La conducta de mojarse con frecuencia, nadar varias horas y no secar adecuadamente los oídos facilita que el agua quede atrapada en el conducto auditivo, aumentando el riesgo de proliferación bacteriana. Un reciente informe de especialistas otorrinolaringólogos españoles destaca que la combinación de calor, humedad ambiental y agua estancada en el oído es clave para la aparición de estas afecciones, que pueden afectar desde niños hasta adultos jóvenes y deportistas acuáticos.
Medidas preventivas para evitar la infección
Para minimizar la posibilidad de contraer la otitis del nadador en verano, el doctor Miguel Vaca señala que es imprescindible seguir recomendaciones específicas orientadas a mantener el oído seco y protegido. Primero, se recomienda secar con cuidado los oídos después de cada baño, utilizando una toalla suave o inclinando la cabeza para facilitar la salida del agua residual, pero evitando insertarse objetos rígidos.
En este punto, un error común es el uso de bastoncillos. Estos pueden irritar el conducto auditivo y empujar la cera hacia dentro, ocasionando obstrucciones y microlesiones que abren la puerta a infecciones. Por esta razón, expertos españoles aconsejan abstenerse de utilizar bastoncillos para limpiar dentro del oído, limitándose únicamente a la parte externa visible.
Otra recomendación esencial es el uso de tapones para el agua especialmente diseñados si se es propenso a las infecciones o se va a pasar mucho tiempo en ambientes acuáticos. Estos dispositivos impiden que el agua entre en el conducto auditivo externo, creando una barrera física contra los agentes infecciosos.
Asimismo, es conveniente evitar las zambullidas bruscas o inmersiones repetidas con fuerte presión, dado que estas pueden dañar el tímpano o facilitar que el agua quede atrapada. Mantener un cuidado adecuado y evitar hábitos perjudiciales ayuda a proteger la salud auditiva durante la temporada estival.
El mejor mejor solución para refrescarse y no pillar una otitis: en vez de bañarse en el mar, darse una buena ducha. Se que esto es ir contracorriente y no ser como la gran mayoría de la gente. Nací con los oídos delicados y hace muchos años que solo voy a la playa para pasear por la arena y lo hago a partir de las 5 de la tarde para no tentar al cáncer de piel. Tampoco le doy importancia a no estar bronceado.