Las altas temperaturas estivales pueden afectar gravemente a nuestra salud bucodental. Según alerta el doctor Carlos Navarro, especialista en periodoncia de Institutos Odontológicos, en una entrevista a Telecinco «en verano cambiamos hábitos y eso afecta a la boca. Una posible consecuencia del calor del verano es la deshidratación y eso deriva en una menor producción de saliva», lo que puede desencadenar diversos problemas bucales que persisten incluso después del periodo vacacional. Esta reducción en la producción de saliva provoca una mayor acumulación de placa bacteriana, aumentando considerablemente el riesgo de inflamación y sangrado en las encías.
El especialista enfatiza que «las encías no se van de vacaciones», recordando que los cuidados bucales deben mantenerse con la misma rigurosidad durante todo el año, independientemente de los cambios en la rutina diaria que suelen experimentarse en periodo estival. De hecho, el doctor Navarro señala que «tendemos a cambiar hábitos: comemos fuera con más frecuencia, alteramos nuestros horarios y pasamos más tiempo lejos de casa. Todo esto puede hacer que olvidemos el cepillado o que no lo hagamos con la misma rigurosidad».
El cambio en los patrones de consumo también representa un factor de riesgo significativo para la salud bucodental durante los meses de verano. El aumento en la ingesta de bebidas refrescantes, especialmente aquellas con alto contenido de azúcar, contribuye al deterioro del equilibrio del medio bucal. «El consumo excesivo de bebidas azucaradas, alcohólicas o muy frías puede alterar el equilibrio del medio bucal», advierte el especialista, quien no duda en recomendar llevar siempre consigo el equipo básico de higiene dental: «Cepillo de viaje, pasta dental, hilo o cepillos interproximales. Es fácil de llevar y te salva si comes fuera o estás todo el día lejos del hotel».
La deshidratación es uno de los principales factores que afectan negativamente a la salud de nuestra boca durante el verano. Con temperaturas que en España frecuentemente superan los 35°C en muchas regiones durante los meses de julio y agosto, el organismo pierde una cantidad significativa de líquidos a través de la sudoración. Este proceso natural de refrigeración corporal conlleva una reducción en la producción de saliva, fluido esencial para mantener la salud de nuestra cavidad oral. La saliva cumple funciones cruciales en el mantenimiento del equilibrio bucal, entre las que destacan la neutralización de ácidos producidos por las bacterias, la remineralización del esmalte dental y la eliminación de restos de alimentos.
Cuando su producción disminuye debido a la deshidratación, se crea un ambiente propicio para la proliferación bacteriana, aumentando el riesgo de caries, mal aliento e inflamación gingival. Los especialistas recomiendan consumir al menos 2 litros de agua diarios durante los meses de calor para contrarrestar estos efectos negativos. Durante el periodo estival, la dieta suele experimentar cambios significativos que pueden repercutir negativamente en la salud bucodental. El incremento en el consumo de helados, bebidas carbonatadas y alcohólicas, así como alimentos ricos en azúcares refinados, constituye un cóctel perfecto para el desarrollo de problemas gingivales.
«El azúcar es el principal aliado de las bacterias causantes de la caries y la enfermedad periodontal», explica el doctor Navarro. Estas sustancias azucaradas se adhieren fácilmente a la superficie dental y, al combinarse con las bacterias presentes en la boca, forman ácidos que atacan el esmalte y pueden irritar el tejido gingival. La situación se agrava cuando, debido a los cambios en la rutina diaria, no se mantiene una adecuada higiene oral tras el consumo de estos alimentos.
Los expertos en salud bucodental recomiendan seguir algunas pautas específicas para mantener unas encías sanas durante los meses de calor. En primer lugar, resulta fundamental mantener una hidratación adecuada, preferiblemente consumiendo agua en lugar de bebidas azucaradas o alcohólicas. El doctor Navarro insiste en la importancia de no descuidar la rutina de higiene oral incluso cuando se está fuera de casa: «Llevar siempre un kit básico de higiene dental puede marcar la diferencia en la salud de nuestras encías».
Además, es recomendable visitar al odontólogo antes de iniciar las vacaciones para realizar una limpieza profesional y detectar posibles problemas incipientes. «Muchas personas postergan su visita al dentista hasta después del verano, lo que puede provocar que pequeños problemas se agraven durante este periodo», advierte el especialista. Un chequeo preventivo puede evitar que las vacaciones se vean empañadas por problemas bucales dolorosos o infecciones que requieran tratamiento urgente.