La artrosis es una enfermedad degenerativa que afecta a millones de personas en España, especialmente en las articulaciones de rodillas, caderas y manos. Esta patología conlleva la degradación progresiva del cartílago, generando dolor, inflamación y limitaciones en el movimiento, lo que deteriora notablemente la calidad de vida de quienes la padecen.
Ante la falta de una cura definitiva, los pacientes buscan alternativas para aliviar los síntomas. Entre las opciones más populares se encuentran los complementos alimenticios a base de glucosamina y condroitina, que prometen proteger el cartílago y reducir el dolor. No obstante, ¿Qué dice la ciencia sobre su verdadera eficacia?
Recientemente, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) destaca que estos productos no reparan el cartílago ni alivian el dolor articular, y alertan sobre posibles confusiones causadas por etiquetas con declaraciones no autorizadas.
Eficacia real de la glucosamina y la condroitina en la artrosis
La glucosamina y la condroitina son sustancias que el organismo produce de forma natural y que forman parte del cartílago. La teoría detrás de estos suplementos sugiere que su administración puede colaborar en mantener las articulaciones sanas, estimular la regeneración de cartílago o al menos frenar su desgaste.
Sin embargo, los resultados de numerosos estudios clínicos abarcando las últimas dos décadas no respaldan de forma sólida estas afirmaciones. Muchas investigaciones, sobre todo las más recientes y rigurosas, muestran que no existe una mejora significativa en el dolor, movilidad o evolución de la artrosis tras consumir estas sustancias en dosis farmacológicas (aproximadamente 1.500 mg al día de glucosamina y entre 800 y 1.200 mg de condroitina).
Las discrepancias en los resultados se pueden atribuir en parte a que los estudios antiguos, generalmente con menor tamaño muestral, menor duración y patrocinados por la industria, arrojaban efectos positivos modestos. En contraste, las investigaciones independientes y bien diseñadas realizadas más recientemente no evidencian diferencias reales con un placebo.
Contexto y regulación en España
En España, la venta de estos complementos alimenticios está muy extendida entre personas con artrosis. Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios ha denunciado a varias marcas por incluir etiquetas con afirmaciones no avaladas científicamente, lo que puede inducir a error a quienes buscan una solución efectiva a su problema articular.
Estos productos no están clasificados como medicamentos, por lo que no requieren evidenciar eficacia terapéutica ante las autoridades. Esto dificulta que el consumidor pueda distinguir entre marketing y ciencia real, generando falsas expectativas en un sector vulnerable.
Los expertos advierten que promover el uso exclusivo de glucosamina y condroitina puede retrasar el acceso a tratamientos adecuados o la adopción de hábitos saludables que sí están avalados para manejar la artrosis, como la fisioterapia o el control del peso.
¿por qué no reparan el cartílago ni alivian el dolor?
Los ensayos preclínicos a nivel celular y animal demostraron inicialmente que estas sustancias podían favorecer la síntesis de componentes del cartílago. No obstante, la complejidad del organismo humano y la progresión de la artrosis explican que estos efectos no se traduzcan en resultados sólidos en estudios con pacientes.
En la práctica clínica, se observa que la acción de glucosamina y condroitina es, en el mejor de los casos, mínima y poco consistente para detener el avance de la enfermedad o mejorar los síntomas. Estas moléculas no logran revertir la pérdida de cartílago ni mitigar el dolor de forma significativa, como aseguran algunas propagandas.
Además, la artrosis implica un proceso inflamatorio y degenerativo complejo que no puede ser contrarrestado únicamente con estos suplementos, siendo necesario un enfoque multidisciplinar.