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Verano en Mallorca

Mar Santamaría, farmacéutica, alerta sobre los medicamentos que sufren más con el calor: «El principio activo se puede haber deteriorado»

«Se les somete a pruebas de ‘estrés’ térmico durante sus fases de desarrollo para evaluar su uso seguro», explica la experta

Imagen de un vídeo compartido por la farmacéutica en redes sociales | Foto: Instagram

| Palma |

Los medicamentos son extremadamente sensibles a las altas temperaturas y su deterioro puede pasar desapercibido a simple vista, según ha advertido Mar Santamaría, farmacéutica y divulgadora sanitaria que cuenta con gran presencia en redes sociales. En una entrevista concedida a la revista ¡Hola!, la experta ha puesto el foco en aquellos fármacos que requieren especial atención durante los periodos de calor, explicando que muchos de ellos pueden sufrir alteraciones significativas que comprometan su eficacia terapéutica.

Santamaría, conocida por sus vídeos divulgativos sobre nutrición y complementación, ha subrayado que los medicamentos pasan por rigurosas pruebas térmicas durante su fase de desarrollo. «A los medicamentos se les somete a pruebas de 'estrés' térmico durante sus fases de desarrollo para evaluar su uso seguro», ha explicado la farmacéutica. Sin embargo, estas pruebas también determinan límites de temperatura que no deben sobrepasarse para garantizar la integridad del principio activo.

Según la especialista, existen determinados fármacos que presentan mayor sensibilidad a las temperaturas elevadas y requieren condiciones de conservación específicas. Entre los más delicados, Santamaría destaca la adrenalina inyectable (epinefrina) utilizada para reacciones alérgicas graves, un medicamento vital cuya degradación podría tener consecuencias fatales en situaciones de emergencia. La lista de medicamentos vulnerables incluye también la nitroglicerina en comprimidos sublinguales o parches, empleada para crisis de angina de pecho.

Los anti­inflamatorios, hormonas (anticonceptivos y tiroideas), antiácidos, antibióticos y antihistamínicos completan el catálogo de fármacos que pueden verse comprometidos por el calor, según ha explicado la farmacéutica. Especial mención merecen las presentaciones farmacéuticas en estado líquido o semisólido, como jarabes y colirios, así como las emulsiones (cremas y pomadas) y los supositorios u óvulos vaginales, que por su naturaleza física son particularmente sensibles a los cambios de temperatura.

Signos de deterioro

Uno de los aspectos más preocupantes señalados por Santamaría es que el deterioro químico puede ocurrir sin manifestaciones visibles. «En ocasiones, el principio activo se puede haber deteriorado sin que lo notemos visualmente, por eso si han estado expuestos a calor intenso es mejor desecharlos en el punto SIGRE de la farmacia», ha advertido la experta. No obstante, existen algunas señales que pueden alertar sobre la degradación de un medicamento. La separación de fases en cremas, el aspecto turbio en colirios o la aparición de precipitados en inyectables son indicadores inequívocos de que el producto ha sufrido alteraciones y ya no es apto para su uso.

Respecto a los umbrales térmicos, la farmacéutica ha establecido dos límites críticos que deberían tenerse en cuenta. Por encima de los 25 °C, algunos fármacos comienzan a experimentar un deterioro mínimo pero significativo, mientras que al superar los 30 °C, el daño puede intensificarse considerablemente, comprometiendo la eficacia y seguridad del medicamento.

El problema no se limita exclusivamente a los medicamentos tradicionales. Los suplementos grasos como el omega 3 o los probióticos también son especialmente vulnerables a las altas temperaturas, pudiendo perder sus propiedades beneficiosas cuando se exponen al calor. Un caso particular lo constituyen aquellos productos farmacéuticos que requieren refrigeración constante. Y es que si un medicamento que debe conservarse en frío sufre una ruptura en su cadena de refrigeración, «habrá perdido sus propiedades óptimas», lo que puede traducirse en una disminución o anulación completa de su efecto terapéutico.

Es fundamental adoptar medidas que garanticen la conservación adecuada de los fármacos durante periodos de altas temperaturas. Los especialistas sanitarios recomiendan almacenar los medicamentos en lugares frescos y secos, alejados de fuentes de calor y de la luz solar directa, preferiblemente a temperaturas entre 15 y 25 °C. Para aquellos que requieren refrigeración, es esencial mantener la cadena de frío en todo momento, especialmente durante traslados o viajes.

El uso de neveras portátiles o bolsas isotérmicas puede resultar de gran utilidad para preservar la integridad de estos productos. Por último, los expertos sanitarios insisten en la importancia de revisar periódicamente el botiquín doméstico, desechando aquellos medicamentos que hayan podido verse expuestos a condiciones adversas o que presenten signos de deterioro, depositándolos siempre en los puntos SIGRE habilitados en las farmacias para su correcta eliminación.

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