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La cefalea no es un dolor de cabeza: en qué se diferencian y cuándo tienes que ir al médico urgente

Aunque solemos usar estos términos como sinónimos, existen más de 150 tipos diferentes de cefaleas clasificadas médicamente con características y tratamientos específicos

Aunque solemos usar estos términos como sinónimos, existen más de 150 tipos diferentes de cefaleas

| Palma |

El dolor de cabeza es una molestia frecuente que afecta a millones de personas en España y en todo el mundo. Según datos recientes de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cerca del 50% de la población adulta española sufre algún tipo de cefalea de forma recurrente. Sin embargo, existe una notable confusión terminológica entre los conceptos de 'dolor de cabeza' y 'cefalea', términos que, aunque utilizados indistintamente en el lenguaje cotidiano, presentan diferencias significativas desde el punto de vista médico que resultan fundamentales para su correcto diagnóstico y tratamiento.

En el ámbito clínico, no todos los dolores de cabeza son considerados cefaleas. El dolor de cabeza constituye un término genérico empleado popularmente para describir cualquier tipo de molestia localizada en la región craneal, pudiendo aparecer por causas tan diversas como la deshidratación, el cansancio, cambios bruscos de temperatura, tensión muscular o incluso por factores tan habituales como el consumo excesivo de alcohol, especialmente en condiciones de calor. Estos dolores suelen ser puntuales y, en la mayoría de los casos, remiten sin necesidad de intervención médica tras aplicar remedios caseros o descansar adecuadamente.

Por otra parte, el término 'cefalea' pertenece al vocabulario médico especializado y se utiliza para clasificar sistemáticamente los distintos tipos de dolor de cabeza según criterios científicos como su origen, intensidad, duración, localización y síntomas asociados. Esta distinción no es meramente semántica, sino que tiene importantes implicaciones para el diagnóstico diferencial y el abordaje terapéutico de cada caso. Actualmente, la Clasificación Internacional de Cefaleas (CIC) reconoce más de 150 tipos diferentes, cada uno con características propias y enfoques de tratamiento específicos.

Tipos principales de cefaleas y sus características distintivas

Entre la amplia variedad de cefaleas catalogadas por la medicina actual, destacan tres tipos fundamentales por su prevalencia e impacto en la calidad de vida de quienes las padecen. La cefalea tensional se posiciona como la más frecuente, afectando aproximadamente al 78% de la población española que sufre dolores de cabeza recurrentes, según datos actualizados en 2025 por la SEN. Se caracteriza por un dolor sordo y constante, descrito frecuentemente como una sensación de presión o tirantez alrededor de la cabeza, similar a llevar una banda apretada. Sus desencadenantes habituales incluyen el estrés, la ansiedad y las posturas incorrectas mantenidas durante largos periodos, especialmente en trabajos sedentarios frente a pantallas, una realidad cada vez más extendida en nuestra sociedad digitalizada.

La migraña, por su parte, representa el segundo tipo más común de cefalea, con una prevalencia cercana al 12% de la población española, afectando significativamente más a mujeres que a hombres en una proporción aproximada de 3:1. A diferencia de la cefalea tensional, la migraña se caracteriza por un dolor intenso, habitualmente pulsátil, que tiende a localizarse en un lado de la cabeza. Lo que la hace especialmente incapacitante es su asociación con síntomas neurológicos adicionales como náuseas, vómitos, hipersensibilidad a la luz (fotofobia) y al sonido (fonofobia). En aproximadamente un 30% de los casos, las migrañas pueden ir precedidas por un fenómeno denominado 'aura', que consiste en alteraciones visuales, sensitivas o del lenguaje que anuncian la inminente aparición del dolor.

Menos frecuente pero extraordinariamente severa es la cefalea en racimos, que afecta predominantemente a hombres entre los 20 y 40 años. Este tipo de cefalea se distingue por un dolor extremadamente intenso, descrito por los pacientes como "el peor dolor experimentado", localizado habitualmente alrededor o detrás de un ojo, y acompañado de síntomas autonómicos como lagrimeo, congestión nasal o ptosis palpebral (caída del párpado) en el lado afectado. Su peculiaridad radica en su patrón temporal característico: aparece en forma de "racimos" o brotes que pueden durar semanas o meses, durante los cuales el paciente sufre uno o varios episodios diarios de dolor, seguidos por periodos de remisión que pueden extenderse desde meses hasta años.

Importancia del diagnóstico diferencial en los dolores de cabeza

Distinguir entre un simple dolor de cabeza y una cefalea específica resulta crucial para establecer un tratamiento eficaz y personalizado. Los especialistas en neurología recomiendan consultar con un médico cuando los dolores de cabeza se vuelven recurrentes, cuando su intensidad aumenta progresivamente, cuando aparecen síntomas neurológicos asociados o cuando interfieren significativamente con las actividades cotidianas. Es particularmente importante buscar atención médica inmediata ante la aparición de lo que se conoce como "signos de alarma", como un dolor de cabeza súbito e intenso (descrito como "el peor de la vida"), dolor acompañado de fiebre y rigidez de nuca, o dolores que empeoran con los cambios posturales o las maniobras de Valsalva (como toser o hacer esfuerzos).

El diagnóstico de las cefaleas se basa fundamentalmente en una exhaustiva historia clínica y exploración neurológica, siendo raramente necesarias pruebas complementarias como la neuroimagen en casos no complicados. Sin embargo, estas pruebas pueden ser imprescindibles cuando existen signos de alarma o cuando se sospecha de causas secundarias potencialmente graves, como tumores cerebrales, hemorragias o infecciones del sistema nervioso central. La derivación a unidades especializadas en cefaleas está indicada en casos complejos, refractarios a tratamientos convencionales o cuando existen dudas diagnósticas significativas.

Consideraciones especiales para viajeros y pacientes crónicos

Para quienes padecen cefaleas recurrentes, los viajes pueden suponer un verdadero desafío. Los cambios de altitud, zona horaria y patrones de sueño son desencadenantes frecuentes de episodios de dolor, especialmente en personas con migraña. Los especialistas recomiendan a estos pacientes viajar siempre con su medicación habitual, mantenerse bien hidratados, evitar el consumo excesivo de alcohol (particularmente en destinos cálidos) y tratar de preservar, en la medida de lo posible, horarios regulares de comidas y descanso.

Es importante señalar que la denominación de las medicaciones para el dolor puede variar significativamente entre países, lo que puede complicar la obtención de tratamientos equivalentes en caso de necesidad durante un viaje internacional. Por este motivo, se aconseja a los pacientes con cefaleas crónicas llevar consigo un informe médico en inglés que detalle su diagnóstico y tratamiento, así como los nombres genéricos (no comerciales) de sus medicamentos habituales, para facilitar su adquisición en caso necesario.

¿Qué causa exactamente el dolor en las cefaleas?

Contrariamente a la creencia popular, el cerebro en sí mismo no contiene receptores de dolor, por lo que técnicamente no puede "doler". El dolor percibido durante una cefalea proviene de estructuras sensibles al dolor que rodean el cerebro, incluyendo vasos sanguíneos, meninges (las membranas que recubren el cerebro), músculos del cuero cabelludo y cuello, nervios craneales y estructuras faciales como los senos paranasales y las articulaciones temporomandibulares.

Los mecanismos fisiopatológicos varían según el tipo de cefalea. En la cefalea tensional, el factor predominante es la contracción sostenida de los músculos pericraneales, mientras que en la migraña intervienen complejos procesos de inflamación neurogénica y activación del sistema trigéminovascular. La cefalea en racimos, por su parte, implica una disfunción del hipotálamo y una activación anormal del sistema nervioso parasimpático, lo que explica tanto su peculiar ritmo circadiano como los síntomas autonómicos que la acompañan.

Investigaciones recientes publicadas en 2024 por el Instituto Nacional de Neurología han arrojado nueva luz sobre los factores genéticos implicados en la predisposición a ciertos tipos de cefaleas, especialmente la migraña. Estos hallazgos abren prometedoras vías para el desarrollo de tratamientos más específicos y personalizados, orientados no solo a aliviar los síntomas sino a prevenir la aparición de los episodios dolorosos mediante la modulación de las vías neurobiológicas alteradas.

¿Cuándo debe preocuparnos un dolor de cabeza?

Si bien la mayoría de los dolores de cabeza son benignos y autolimitados, existen situaciones que requieren evaluación médica urgente. Los expertos señalan como signos de alarma: dolor de inicio súbito que alcanza su máxima intensidad en segundos o minutos (cefalea en trueno), primer episodio de dolor intenso en personas mayores de 50 años, dolor que empeora progresivamente con el paso de los días, dolor asociado a fiebre y rigidez de nuca, dolor que despierta del sueño o que aparece exclusivamente por las mañanas, y dolor acompañado de alteraciones neurológicas persistentes como visión doble, debilidad en extremidades o alteraciones del lenguaje.

Asimismo, se considera motivo de consulta médica la aparición de cefaleas en pacientes con factores de riesgo como inmunosupresión, antecedentes de cáncer o infección por VIH, así como en mujeres embarazadas o en periodo de posparto inmediato. En estos casos, la evaluación neurológica completa y, frecuentemente, estudios de neuroimagen como la tomografía computarizada o la resonancia magnética cerebral resultan imprescindibles para descartar causas secundarias potencialmente graves.

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