Karlos Arguiñano ha revelado uno de sus trucos culinarios más prácticos para resolver un problema cotidiano. El popular chef vasco ha compartido su método infalible para evitar el molesto lagrimeo que produce cortar cebollas, un inconveniente que muchos sufren durante la preparación de sus recetas. La solución propuesta por el cocinero es sorprendentemente sencilla: refrigerar las cebollas durante unas horas antes de manipularlas. Con más de tres décadas de experiencia televisiva, Arguiñano se ha convertido en un referente gastronómico en España, no solo por sus elaboradas recetas, sino también por sus consejos prácticos que facilitan las tareas culinarias diarias.
En esta ocasión, el chef donostiarra asegura que con su técnica «lograrás no derramar ni una lágrima» mientras cortas cebollas, un truco que resulta especialmente útil considerando que este ingrediente está presente en gran parte de la gastronomía española tradicional. La baja temperatura reduce la volatilidad de los compuestos que irritan los ojos, disminuyendo así el efecto lacrimógeno característico de este alimento básico en nuestra cocina. Este consejo se suma al amplio repertorio de trucos que el cocinero comparte regularmente tanto en su programa televisivo como en sus redes sociales.
El lagrimeo al cortar cebollas es una reacción fisiológica natural causada por compuestos sulfurados que se liberan cuando rompemos las células del bulbo. Estos compuestos reaccionan con la humedad de los ojos formando ácido sulfúrico, lo que provoca la irritación y posterior producción de lágrimas como mecanismo de defensa del organismo. El truco de Arguiñano funciona porque el frío de la nevera ralentiza la volatilización de estos compuestos irritantes. Al refrigerar las cebollas durante varias horas antes de cortarlas, conseguimos que la liberación de estos gases sea mucho menos intensa, reduciendo significativamente o incluso eliminando por completo el efecto lacrimógeno.
El chef de Beasain no solo ha compartido este truco sobre las cebollas, sino que a lo largo de su extensa carrera ha ofrecido numerosos consejos prácticos. Arguiñano ha sabido adaptarse a las nuevas tendencias sin perder su esencia. Su presencia en redes sociales ha permitido que sus consejos lleguen a nuevas generaciones de cocineros aficionados, consolidando su papel como educador gastronómico. Los vídeos cortos donde comparte trucos como el de la cebolla acumulan millones de visualizaciones en plataformas como Instagram, TikTok y YouTube.
¿Existen alternativas al método de Arguiñano?
Aunque el truco de refrigerar las cebollas es probablemente el más sencillo y accesible, existen otros métodos que también pueden ayudar a reducir el lagrimeo. Cortar la cebolla bajo un chorro de agua fría, utilizar gafas protectoras de cocina o incluso masticar chicle mientras se realiza la tarea son algunas alternativas populares. Sin embargo, ninguna parece tan efectiva y práctica como la sugerida por Arguiñano. Algunos cocineros profesionales también recomiendan afilar bien el cuchillo antes de cortar cebollas, ya que un corte limpio daña menos células y, por tanto, libera menos compuestos irritantes.
Esta técnica puede combinarse con la refrigeración previa para maximizar los resultados. En cualquier caso, el método propuesto por el chef vasco destaca por no requerir habilidades especiales ni equipamiento adicional, siendo accesible para cualquier cocinero aficionado. La cebolla, a pesar de sus efectos lacrimógenos, sigue siendo un ingrediente fundamental en la cocina española, presente en la base de innumerables recetas tradicionales. Gracias a trucos como el compartido por Karlos Arguiñano, su manipulación resulta ahora mucho más cómoda para los aficionados a la gastronomía, permitiéndonos disfrutar de su sabor y propiedades sin el inconveniente de las lágrimas.