Durante años, uno de los debates más controvertidos entre deportistas y entrenadores en España ha sido si hacer ejercicio en ayunas afecta negativamente al rendimiento físico. Existen múltiples creencias populares que sostienen que entrenar sin haber desayunado previamente resulta en una falta de energía grave y podría ser perjudicial para la salud. Sin embargo, esta premisa está siendo revisada y puesta en duda por profesionales del sector, ya que, según indican, no existen razones contundentes para creer que uno no pueda ejercitarse con normalidad sin alimentos previos.
El entrenador personal Sergio Peinado explica que ejercitarse antes de ingerir cualquier alimento es una opción saludable y válida. En palabras del propio experto: "No te vas a quedar sin energía desde el día anterior porque los depósitos corporales como las grasas son prácticamente interminables". De hecho, la sensación de energía durante el ejercicio no depende únicamente de lo consumido la noche anterior o en la mañana, sino también del metabolismo y el tipo de reservas que el cuerpo utiliza.
El mito que señala la falta de energía al entrenar en ayunas ha persistido porque muchas personas desconocen la capacidad del organismo para acceder a las reservas internas. Por eso, Peinado afirma que el cuerpo utiliza principalmente las grasas y también la glucosa almacenada, especialmente en el hígado y los músculos, para obtener la energía necesaria durante la actividad física.
El cuerpo humano posee reservas energéticas que permiten funcionar incluso sin haber comido recientemente. La grasa corporal actúa como un combustible de larga duración, capaz de suministrar energía durante semanas si fuera necesario. Además, el organismo almacena glucógeno, una forma de glucosa, en el hígado y las fibras musculares para un acceso rápido cuando se requiere esfuerzo intenso.
Durante el sueño, el glucógeno se utiliza en cierta medida en los músculos, pero no se agota completamente, lo que facilita que, al despertar y sin consumir alimentos, el cuerpo todavía posea el combustible necesario para realizar actividades físicas. Este es uno de los argumentos clave para justificar que entrenar sin desayunar sigue siendo viable y seguro.
No obstante, la experiencia personal y las preferencias de cada individuo juegan también un papel muy relevante. Mientras que algunas personas prefieren iniciar la jornada con un entrenamiento en ayunas, otras optan por desayunar previamente para sentirse más cómodas. Sergio Peinado recomienda escuchar al cuerpo y no sentirse obligado por modas o creencias infundadas.