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Soy abogado y esto es lo que te puede hacer la empresa si empiezas una relación de pareja con tu jefe: «Amor libre»

El experto aclara qué sanciones son válidas ante vínculos afectivos entre empleados y jefatura y cuándo pueden actuar las compañías

El abogado ha compartido la información en redes sociales

| Palma |

No es infrecuente en el mundo de la empresa que compañeros y superiores mantengan relaciones personales en el ámbito laboral. La pregunta que muchos se hacen es qué puede o no hacer la empresa cuando hay un vínculo sentimental entre un trabajador y su jefe o jefa. En este sentido, Juanma Lorente, abogado y especialista en derecho laboral, ha aclarado la legalidad y las limitaciones que establece la legislación española.

Según Lorente, la ley no prohíbe en absoluto que exista una relación sentimental entre un empleado y la persona que ostenta un cargo directivo dentro de la empresa. Esto implica un reconocimiento importante acerca de la libertad individual y afectiva dentro del ámbito profesional, siempre y cuando no se usen estas relaciones para favorecer o perjudicar a terceros. Bajo ninguna circunstancia una compañía puede sancionar, despedir o tomar represalias laborales por una relación de este tipo.

No obstante, el especialista destaca que el problema real aparece si la relación sentimental provoca un trato diferenciado y ventajoso hacia esa persona en comparación con otros trabajadores. En esos casos, la empresa sí puede intervenir y aplicar sanciones, ya que la problemática no radica en la relación en sí, sino en el posible favoritismo o discriminación que puede generarse dentro del equipo.

Derechos y limitaciones en casos de relaciones con la jefatura

El marco jurídico actual, basándose en el Estatuto de los Trabajadores y la Ley de Igualdad, protege el derecho de los empleados a mantener relaciones libres y consensuadas fuera y dentro del lugar de trabajo. Por tanto, ninguna empresa puede determinar con quién debe o no relacionarse un trabajador bajo pena de sanciones disciplinarias o despidos injustificados.

Al mismo tiempo, las entidades laborales deben garantizar que los cargos superiores no usen su posición para influir injustamente en promociones, asignación de proyectos o beneficios hacia empleados con quienes mantienen una relación íntima. El incumplimiento de esta igualdad puede incurrir en sanciones administrativas e incluso demandas por parte de compañeros perjudicados.

En la práctica, el amor y las relaciones personales pueden provocar tensiones cuando ocurren entre jefes y subordinados. El desequilibrio de poder puede llevar a situaciones de favoritismo real o percibido, afectando la moral y la productividad del equipo. Por ello, muchas compañías han ido implementando políticas internas de convivencia y normativa clara sobre estos vínculos.

Es habitual que las normativas internas establezcan canales de comunicación transparente y prevención de conflictos de interés. Por ejemplo, pueden solicitarse cambios temporales de departamento o delegación de autoridad cuando detectan una relación sentimental entre un jefe y un miembro de su equipo directo.

No obstante, estas medidas deben respetar siempre que la relación en sí no se convierte en motivo para sancionar o despedir, sino únicamente el perjuicio laboral real o potencial que se pueda originar.

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