El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha sumergido este lunes a su partido en la precampaña de las elecciones generales del próximo 10 de noviembre y ha presentado al PSOE como «la izquierda que no se avergüenza jamás de esa palabra que es España».
En el acto de presentación del nuevo lema de esta precampaña 'Ahora Gobierno, Ahora España', Sánchez ha sacado pecho de cómo el PSOE «ni entrega» España, como le acusa la derecha, «ni oculta» ni «se avergüenza» de mencionar la palabra España, como le ocurre en su opinión al resto de formaciones de izquierda, incluido el nuevo partido de Iñigo Errejón, Más País, que por primera vez concurrirá a las generales.
Como le dijo al Comité Federal del PSOE este sábado pasado, Sánchez quiere pasar página a la fase de cruce de reproches con PP, Ciudadanos y Unidas Podemos, a los que culpa del bloqueo y de la imposibilidad de formar gobierno. «No hay tiempo que perder en lamentos o culpas», ha reiterado este lunes ante la plana mayor de su Gobierno, miembros de la Ejecutiva del PSOE y otros cargos y cuadros del partido en el espacio 'La Próxima Estación'.
Campaña en positivo
Sánchez cree que «España merece una campaña en positivo» que permita a la ciudadanía conocer el proyecto, las ideas y los equipos con los que cuenta el PSOE para seguir modernizando el país y afrontar los retos pendientes, desde el empleo, la educación o las pensiones, pasando por la lucha contra la emergencia climática.
El presidente está machacando estos días, y lo seguirá haciendo, con el mensaje de que el PSOE es «la única» formación política capaz de traer a España «estabilidad, sentido de Estado y una hoja de ruta clara» que permita «cerrar» la etapa de «interinidad» abierta desde el año 2015 con la irrupción de nuevos partidos que fragmentaron el Parlamento.
Con el objetivo de diferenciarse de los otros grandes partidos, Sánchez saca pecho de la fuerte implantación de su partido por toda la geografía española, algo de lo que no puede presumir el PP, cuya presencia en Euskadi o Cataluña quedó muy debilitada tras las generales del 28 de abril.
«Podemos hablar en nombre de España porque estamos presentes en toda España y podemos hablar en nombre de Cataluña porque somos la esencia de Cataluña», ha puesto en valor.
Alardeando de la implantación del PSC en Cataluña y de su buen conocimiento de ese territorio, Sánchez ha afirmado que Cataluña «no quiere independencia», sino «convivencia», por lo que ha instado una vez más a los independendistas a reconocer su «fracaso» y a que empiecen a pensar «en las necesidades reales» de la población, como los miles de estudiantes que estudian en barracones o los ancianos dependientes que aún no cobran la ayuda a la que tienen derecho.
«Los independentistas llevan mucho tiempo equivocándose, han cometido erreos gigantescos (...) les reclamo que no cometan el peor, que no jueguen con fuego, que condenen rotundamente la violencia en todas sus formas y venga de donde venga, sobre todo si viene de sus filas», ha reclamado.
Sánchez ha defendido el «diálogo» con el independentismo catalán para hallar una solución a la crisis actual, pero ha subrayado que «primero» es la ley, y luego el diálogo, que debe servir, «no para torcer o quebrar la ley», sino que verse sobre lo que une a todos los catalanes y que, según Sánchez, es «el autogobierno» en lugar de la independencia.
El presidente ha demandado también a los independentistas «respeto a la independencia del poder judicial» y a la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Para Sánchez, el próximo 10 de noviembre está en juego cuál va a ser el futuro del país en la próxima década. «De nosotros depende que España encuentre la salida de ese callejón en que le han sumido otros actores políticos. Ahora es la hora de la verdad», ha concluido.