La Cámara de los Comunes de Reino Unido ha votado este martes en contra del acuerdo sobre el Brexit negociado por el Ejecutivo de Theresa May y la Unión Europa, en la peor derrota parlamentaria que ha sufrido un Gobierno británico en la historia reciente, lo que sitúa a la primera ministra en la cuerda floja.
La votación se ha resuelto en apenas unos minutos con 202 votos a favor del acuerdo y 432 en contra, una diferencia de 230 votos. Aunque la prensa británica ya había anticipado una derrota del Gobierno, ha sido por un margen mayor del esperado.
Por partidos, 196 conservadores, tres laboristas y tres independientes han respaldado a May y 248 laboristas, 118 'tories', 35 diputados del Partido Nacionalista Escocés (SNP), once liberal demócratas, diez legisladores del Partido Unionista Democrático (DUP), cuatro parlamentarios galeses, un 'verde' y cinco independientes han dicho 'no'.
Para encontrar un rechazo tan contundente de los diputados británicos a las medidas emanadas de Downing Street hay que remontarse hasta 1924, cuando el Gabinete de Ramsay MacDonald sufrió una serie de varapalos parlamentarios, el mayo de ellos por un margen de 166 votos.
«Está claro que los diputados no apoyan este acuerdo», ha dicho May en sus primeras palabras al Parlamento. «No obstante, la votación de esta noche no nos dice nada sobre qué apoya, ni siquiera si pretende honrar la decisión que la gente tomó en el referéndum» de 2016 sobre el Brexit, ha reprochado.
La líder conservadora ha exigido a los legisladores que aclaren «lo antes posible», tanto a los ciudadanos británicos como los ciudadanos de la UE, qué camino quieren seguir. «Les pido que escuchen al pueblo británico, que quiere este tema resuelto, y que trabajen con el Gobierno para conseguirlo», les ha espetado.
El rechazo a May no solo se ha hecho patente a través de los votos, sino en los abucheos que los diputados le han dirigido casi al término de cada frase y que ha obligado al presidente de la Cámara de los Comunes a recordarles que «la primera ministra tiene derecho a ser escuchada».
El jefe del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, ha respondido presentando una moción de censura contra el Gobierno que se debatirá y votará este miércoles en torno a las 19.00 (hora local).
Corbyn ha enfatizado que la votación de este martes en Westminster es la peor para un Gobierno británico desde los años 20. «El veredicto es absolutamente concluyente», ha recalcado, al tiempo que ha acusado a May de dar prioridad a la agenda política del Partido Conservador.
Si la moción de censura fuera aprobada, podría conformarse un Gobierno alternativo del Partido Conservador, lo que obligaría a May a dimitir. De no ser así, el actual Gobierno tendría un plazo de 14 días para ganarse la confianza del Parlamento. En el caso de que no lo consiguiera, habría elecciones anticipadas.
El Partido Unionista Democrático (DUP) de Irlanda del Norte, que sostiene al Gobierno de May pero ha votado en contra del acuerdo del Brexit, apoyará a la primera ministra en la moción de censura, según ha avanzado su portavoz, Sammy Wilson.
La propia May ha reconocido que la votación de este martes requiere comprobar que el Gobierno cuenta con la confianza del Parlamento.
La 'premier' ha esbozado su 'hoja de ruta', indicando que, si su Gabinete sobrevive al órdago laborista, iniciará una ronda de contactos con sus aliados en el Congreso y con otros grupos parlamentarios para buscar una salida a la actual parálisis.
El Gobierno abordará estas consultas con un «espíritu constructivo», pero «dada la urgencia debemos centrarnos en las ideas que sean verdaderamente negociables y que cuenten con el apoyo de esta Cámara», ha explicado. Después, el Ejecutivo se encargará de trasladar las propuestas a la UE, ha apuntado.
La Unión Europea ha reiterado en numerosas ocasiones que el acuerdo actual es el mejor posible, descartando con ello reabrir las negociaciones. Así las cosas, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha alertado de que «el riesgo de una retirada desordenada de Reino Unido ha aumentado con el voto de esta noche».
Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha ido un paso más allá al plantear una reversión del Brexit: «Si un acuerdo es imposible, y nadie quiere (una salida) sin acuerdo, entonces ¿quién tendrá finalmente el coraje de decir cuál es la única solución positiva?».
En el supuesto de que supere la moción de censura, May podría volver a Bruselas para pedir a la UE más garantías legales en torno al llamado 'backstop', que sigue siendo el principal escollo para salvar el acuerdo del Brexit.
El 'backstop' es un mecanismo de emergencia ideado para preservar abierta la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda que los diputados británicos contrarios al actual acuerdo rechazan por considerar que mantiene el anclaje de Reino Unido a la UE.
Desde las filas 'tories', el ex ministro de Exteriores Boris Johnson, uno de los líderes de la rebelión interna contra May y su Brexit, ha dado por «muerto» este acuerdo y ha considerado que la primera ministra tiene la «obligación» de volver a Bruselas para mejorarlo.
Otra posibilidad de May es solicitar al bloque comunitario una prórroga de los plazos para evitar que el 29 de marzo, fecha actual del Brexit, llegue sin que las partes hayan pactado un divorcio amistoso. Este es el escenario que todos quieren evitar porque tendría un impacto brutal a ambos lados.
La última alternativa pasa por dar marcha atrás explorando para ello un segundo referéndum. El Tribunal de Justicia de la UE dictaminó en diciembre que Reino Unido tiene derecho a paralizar todo el proceso