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La UE, firme en su decisión de no renegociar el Brexit

| Bruselas |

La llegada al poder del nuevo primer ministro británico, Boris Johnson, no ha provocado cambio alguno en la postura de la Unión Europea sobre la salida del Reino Unido del club comunitario, y Bruselas insiste en que no renegociará el acuerdo del Brexit.

El nuevo «premier» ha dejado claro que cumplirá con la fecha del «divorcio» de la UE el 31 de octubre, con o sin acuerdo, pero no ha ocultado sus deseos de lograr nuevas concesiones de los Veintisiete, en particular, en lo referente a la cláusula que pretende evitar una frontera física en Irlanda.

Sin embargo, desde que el Reino Unido y la UE pactaron el acuerdo de salida en noviembre, la Unión ha repetido hasta la saciedad que no renegociará ese documento y ayer la Comisión Europea ya reiteró su negativa a reabrir la negociación sobre ese convenio.

«La UE seguirá apegada al acuerdo», declaró el vicepresidente primero de la Comisión, Frans Timmermans. Advirtió, además, de que un «brexit» sin acuerdo sería «una tragedia» para el Reino Unido y la UE.

Mientras tanto, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, dijo estar dispuesto a trabajar con Johnson «del mejor modo posible».

Su homólogo en el Consejo Europeo, Donald Tusk, manifestó hoy su deseo de reunirse con el «premier» para debatir «en detalle» su «cooperación».

Por su parte, el negociador de los Veintisiete para el «brexit», Michel Barnier, escribió el martes en Twitter que el club comunitario está preparado para trabajar con Johnson «para facilitar la ratificación del acuerdo de salida y lograr un 'brexit' ordenado».

Este miércoles, Barnier intervino en la reunión que mantuvo el grupo de seguimiento del «brexit» en la Eurocámara, encabezado por el eurodiputado liberal belga Guy Verhofstadt.

Tras ese encuentro, el Parlamento Europeo subrayó en un comunicado su preferencia por un «brexit» ordenado, recalcó que el acuerdo de retirada no se reabrirá y advirtió de que las declaraciones realizadas durante la carrera para liderar el Partido Conservador «han aumentado mucho el riesgo» de un «brexit» desordenado, que sería «muy dañino» para la economía.

Pese a la contundencia de esas palabras, en el centro de estudios Open Europe consideran que tanto la UE como Boris Johnson intentarán realizar concesiones y aseguran que hay «muy buenos argumentos» para lograr un consenso que evite la salida brusca del Reino Unido.

«La estrategia de Boris Johnson será un poco como la de Donald Trump», comenta el director de la oficina de Bruselas de Open Europe, Pieter Cleppe, quien recuerda que el presidente estadounidense dice que «si quieres un gran acuerdo, debes estar dispuesto a abandonar un buen pacto».

Afirma que, pese a la insistencia de Johnson en que el Reino Unido saldrá de la UE el 31 de octubre, el «premier» podría aceptar un retraso técnico del «brexit» de seis meses, hasta abril, si logra nuevas concesiones y se garantiza la marcha. Así, podría usar esos seis meses para implementar el hipotético nuevo acuerdo.

Según Cleppe, una opción que el recién elegido primer ministro aceptaría si Bruselas la ofrece sería establecer un límite temporal de entre 5 y 7 años a la salvaguarda irlandesa, a pesar de que con anterioridad Johnson dijera que ese remedio no sería suficiente.
«Pero eso es preparar el terreno para lograr un acuerdo», apunta sobre la negativa, y constata que esa concesión también sería «una gran victoria diplomática» para Irlanda.

La salvaguarda ha sido el principal obstáculo para aprobar el acuerdo de salida en el Parlamento de Westminster, pues establece que, si no se consigue un acuerdo comercial entre Londres y Bruselas al final del periodo de transición posterior al «brexit», en diciembre de 2020, todo el Reino Unido formaría una unión aduanera con la Unión Europea, pero Irlanda del Norte tendría un estatus especial más alineado con el mercado único europeo.

Seguir sometidos a la legislación comunitaria no es aceptable para algunos diputados británicos.

Una segunda opción, según Cleppe, sería abrir las conversaciones sobre la futura relación comercial antes de que el Reino Unido abandone el club comunitario y que el «brexit» se produzca cuando se haya cerrado un acuerdo al respecto. De ese modo, la salvaguarda irlandesa no tendría que utilizarse.

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