El primer ministro francés, Édouard Philippe, ordenó este sábado el cierre a partir de la medianoche de todos los lugares abiertos al público salvo los «no indispensables» ante la aceleración de la difusión del COVID-19 en las últimas horas, que atribuyó a que no se respetan las consignas oficiales.
El jefe del Gobierno aseguró que «las primeras medidas adoptadas para limitar las reuniones han sido imperfectamente aplicadas», lo que ha llevado a «una aceleración de la difusión del virus y, en ciertos territorios, a un aumento del número de personas en reanimación».