La muerte del ciudadano de raza negra George Floyd en Mineápolis durante una detención tras la que un agente de Policía ha sido imputado por su asesinato han desatado en Estados Unidos una ola de protestas, enfrentamientos y disturbios que se han extendido por todo el país en una noche de caos que se está saldando con cientos de detenciones, cargas policiales, incendios y múltiples toques de queda en las principales ciudades del país.
La Guardia Nacional de Estados Unidos se ha movilizado o está a punto de hacerlo en 13 estados. Una decena de gobernadores -- Minesota, Ohio, Georgia, Colorado, Wisconsin, Kentucky, Texas, Utah, Washington y Misuri -- han solicitado públicamente su intervención para intentar contener los disturbios.
Incluso el Ejército de Estados Unidos ha planteado abiertamente su intervención en el conflicto. Según fuentes del Pentágono a ABC News, el secretario de Defensa, Mark Esper, ha ofrecido al gobernador de Minesota, Tim Walz, el despliegue de la Policía Militar en el estado, aunque el gobernador ha declinado a la espera de ver el efecto de la movilización de los, aproximadamente, 2.500 efectivos de la Guardia Nacional presentes en la ciudad desde hace unas horas.
Solo en Los Ángeles se han producido 500 arrestos en las últimas 24 horas. La ciudad entera está bajo toque de queda hasta las 05.30 de la madrugada, hora local, por orden del alcalde Eric Garcetti y la Guardia Nacional ya está plenamente operativa, mientras la Policía ha cargado en varios puntos de la ciudad contra grupos de manifestantes que han desafiado la restricción.
Otro centenar de personas han sido detenidas en Nueva York, con protestas en Harlem, Brooklyn, Queens y a las puertas de la Trump Tower -- el emblema del imperio financiero del presidente de Estados Unidos, Donald Trump -- en Manhattan. Los enfrentamientos más graves se han producido en el barrio de Flatbush (Brooklyn), donde la Policía ha intervenido con porras y aerosoles de pimienta respondidos con botellazos y pedradas.
Un coche de Policía ha arrollado a varios manifestantes, aunque no se tiene constancia de heridos, según ha explicado el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio. «Está claro que ha entrado en juego un elemento diferente y es el de aquellos que intentan herir a los agentes y tratan de dañar sus vehículos», ha asegurado el alcalde.
En un vídeo captado por los medios estadounidenses, se puede ver como el coche policial, al verse rodeado por estas personas, se pone en marcha y lleva por delante a los manifestantes. El alcalde ha defendido al agente y ha asegurado que era una situación «absolutamente imposible» y que necesitaba escapar, según informaciones de la agencia DPA.
A la espera de que Trump haga una declaración oficial, su hotel en Chicago también ha sido epicentro de enfrentamientos. Más de 3.000 personas han salido a las calles de la ciudad y atacado varios vehículos de la Policía. La alcaldesa, Lori Lightfoot, también ha impuesto el toque de queda a la espera de conocer el número de arrestos de esta noche tras el centenar de detenidos del viernes.
El mismo toque de queda ha sido impuesto en el condado de Miami-Dade, Florida, por el alcalde Carlos Gimenez, después de que la Policía lanzara gases lacrimógenos para dispersar a manifestantes en las ciudades de Jacksonville y Orlando. La Policía ha confirmado 38 detenciones y ha ordenado la suspensión este domingo de todos los servicios de transporte público.
Al menos 13 agentes de Policía han resultado herido en Filadelfia, donde se han realizado al menos 14 detenciones mientras que en Richmond (Virginia) dos agentes han sido hospitalizados con heridas en la pierna tras ser golpeados con un bate de béisbol.
Como ya sucediera este sábado, la Casa Blanca está rodeada de efectivos de la Policía y del Servicio Secreto. La capital del país está siendo escenario de algunas de las protestas más violentas en las calles circundantes a la sede de la Presidencia, así como tiendas y hoteles de lujo como el Hay-Adams.
Al menos dos personas han muerto desde el miércoles por la violencia relacionada con las protestas, mientras las autoridades investigan una posible conexión con la muerte a tiros de un agente federal en Oakland (California).
El oficial, un guardia de seguridad contratado del Departamento de Seguridad Nacional, fue asesinado a tiros frente a un tribunal federal el viernes por la noche. El subsecretario en funciones de Departamento, Ken Cuccinelli, calificó el ataque como un acto de «terrorismo doméstico», pero el gobernador del estado, Gavin Newsom, ha pedido que no se relacione el tiroteo con las protestas.
Las autoridades en Minneapolis identificaron el viernes a un hombre asesinado el miércoles en la primera muerte directamente relacionada con los disturbios. El fallecido ha sido identificado como Calvin L. Horton Jr., de 43 años, muerto a tiros frente a una casa de empeño que estaba siendo saqueada.
También este viernes en Detroit fue asesinado un joven de 21 años mientras estaba sentado en su automóvil cerca de la Plaza Cadillac, donde se manifestaban cientos de personas. La Policía ha indicado que sus asesinos podían haber conocido a la víctima y aprovechar la multitud como tapadera.
Por otro lado, el Comité de Reporteros para la Libertad de Prensa ha registrado alrededor de 10 incidentes diferentes contra los periodistas, desde asaltos hasta amenazas, en Phoenix, Indianápolis, Atlanta y Mineápolis, comenzando en esta última ciudad por la detención en directo este sábado del periodista de la CNN Omar Jimenez y de su equipo.
La fotógrafa independiente Linda Tirado ha perdido para siempre la visión en un ojo tras recibir el impacto de una bola de pintura lanzada por la Policía en esta ciudad mientras otra reportera recibió también el impacto de un proyectil de un agente de Policía en Louisville, Kentucky. A las puertas de la Casa Blanca, los manifestantes han atacado esta pasada madrugada a Leland Vittert, un corresponsal de Fox News.
«Con el desmoronamiento de la paz civil en todo el país, la Policía y los manifestantes perciben a los periodistas como un objetivo», ha lamentado Bruce Brown, director ejecutivo del Comité de Reporteros, «y esa es una situación extremadamente aterradora».