El primer policía que intervino para frenar la matanza de la sala Bataclan contó este miércoles en la corte que juzga a los acusados por los atentados del 13 de noviembre de 2015 en Francia que actuó por su propia iniciativa, sin atenerse a los protocolos.
«Era inconcebible estar fuera y no hacer nada para salvarlos», indicó el comisario, perteneciente al turno de noche de la Brigada contra el Crimen (BAC, en francés) e identificado con las siglas G.C.
Sus declaraciones fueron celebradas por los abogados de la acusación civil que representan a las 130 víctimas mortales de los ataques, 90 de ellas en el Bataclan. Los letrados han criticado durante el proceso la lentitud y la burocracia de las autoridades policiales durante los atentados.
G.C. compareció en la corte con semblante serio y con mascarilla y en sus más de dos horas y media de declaración justificó en varias ocasiones su intervención junto a un compañero.
Ambos entraron en el Bataclan por su cuenta y riesgo, antes de la llegada de las unidades de elite, a las 21.56, unos 10 minutos después de que Samy Amimour, Ismael Omar Mostefai y Foued Mohamed Aggad asesinasen a balazos a decenas de espectadores del concierto de Eagles of the Death Metal.
La acción de G.C. y su compañero fue además crucial porque, con sus armas de servicio, lograron abatir a Amimour y frenar de alguna manera la matanza, hasta que la unidad de élite llegó. «Les sorprendió (a los otros dos terroristas) que matásemos a Samy (Amimour). No esperaban seguramente que interviniésemos tan rápido», incidió.
El policía reconoció la huella psicológica que le dejó ese episodio y aseguró que siempre que va a un lugar público va armado: «Desde aquella noche intentamos retomar nuestras vidas», añadió.