La canciller saliente de Alemania, Angela Merkel, ha traspasado oficialmente este miércoles la jefatura de Gobierno al socialdemócrata Olaf Scholz, al que ha deseado éxito en la nueva andadura que arranca y en la que la Unión Cristiano Demócrata (CDU) estará en la oposición por primera vez en 16 años. "Haz tuya esta casa y trabaja por el bien del país", ha dicho Merkel en la sede de la Cancillería ante quien era hasta ahora su 'número dos' en la conocida como 'gran coalición', compartida entre el bloque conservador liderado por la CDU y el Partido Socialdemócrata (SPD).
La mandataria saliente ha reconocido que el trabajo no será fácil. Sin embargo, "si lo encaras con alegría, quizás sea una de las tareas más bonitas que hay, asumir la responsabilidad por tu país", ha afirmado Merkel durante una histórica jornada que arrancó con el respaldo del Parlamento a Scholz. El nuevo canciller encabezará un gabinete compartido entre el SPD, Los Verdes y el Partido Democrático Libre (FDP) y que estará compuesto por 16 ministros -ocho mujeres y ocho hombres-.
Entre sus principales prioridades figurará la lucha contra la pandemia y, en el ámbito internacional, contener las posibles amenazas de Rusia y China. Merkel se ha despedido de la primera línea política de Alemania con una simbólica presencia en la tribuna de invitados del Bundestag -la Cámara Baja del Parlamento-. A excepción de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), los diputados del resto de grupos se han puesto en pie para aplaudirla en señal de reconocimiento.
De este modo, Merkel pasó de canciller en funciones a ya excanciller alemana, tras 16 años en el poder y envuelta en múltiples supuestas variantes de cómo será su retiro, si en un sofá de la cadena de muebles Ikea o a orillas del lago de la ciudad donde creció, en Templin (este). "Al fin en casa", el eslogan del anuncio de Ikea, donde una doble de la política aparece sentada y con una de sus características chaquetas en una butaca -modelo "Strandmon"-. Está en la sala de una vivienda imaginaria, que podría ser el piso ante el museo Pergamon donde tiene su domicilio privado junto a su marido, el científico Joachim Sauer.
El anuncio de la cadena sueca es una idea publicitaria. El sensacionalista diario Bild la presenta bajo el titular «Dormir, por fin», con los ojos semicerrados y recostada en un árbol, con su lago al fondo. Ese medio estima que Merkel, de 67 años, dedicará su tiempo a algunas de sus aficiones reconocidas, como la ópera -es visitante fiel de los festivales de ópera de Bayreuth, en Baviera, y de Salzburgo, en Austria-. También se la imagina cocinando sopa de patatas, de la que añade una receta, o visitando alguna de las ciudades cuyas universidades le otorgaron el título de "Doctora Honoris Causa".
Considera, finalmente, que podría decidirse a acompañar a su esposo, experto en Física Cuántica que actualmente ejerce como profesor invitado en la ciudad italiana de Turín. Bild, que en la última etapa de Merkel en el poder ha sido más que crítico hacia su gestión, especialmente tras la crisis migratoria de 2015, aventura que la jubilación de la política podría situarse en los 16.000 euros mensuales.