La Comisión Europea propuso este martes una revisión del Código de Fronteras Schengen para responder a nuevas amenazas, desde el uso de los migrantes como arma política al cierre de fronteras entre los países de la UE, como ha ocurrido desde que comenzó la pandemia de covid-19. Según Bruselas, los cambios propuestos aportarán «una mayor coordinación» entre los Estados miembros y les ayudarán a afrontar mejor los nuevos retos al gestionar tanto las fronteras interiores como con terceros países.
Partiendo de que el espacio de libre circulación Schengen es uno de los grandes hitos de la UE, el Ejecutivo comunitario insiste en que la reintroducción de controles en las fronteras internas debe «seguir siendo una medida de último recurso». Con las propuestas de hoy, «fortaleceremos esta joya de la corona tan emblemática de nuestro estilo de vida", dijo en rueda de prensa el vicepresidente comunitario Margaritis Schinas.
La propuesta busca extraer las lecciones de la pandemia y garantizar que existan sólidos mecanismos de coordinación para hacer frente a las amenazas en el ámbito de la salud.
Ello permitirá al Consejo adoptar rápidamente normas vinculantes que establezcan restricciones temporales de viaje en las fronteras exteriores en caso de una amenaza para la salud pública. Habrá exenciones, incluidos los viajeros esenciales, así como para los ciudadanos y residentes de la Unión. Esto garantizará que las restricciones de viaje se apliquen de manera uniforme, basándose en la experiencia de los últimos años.
Se incluye también un nuevo mecanismo de salvaguardia para dar una respuesta común en las fronteras dentro de la UE ante amenazas que afecten a la mayoría de los Estados miembros, de tipo sanitario, de seguridad interior o de otro tipo. Ello permitirá autorizar los controles en las fronteras interiores mediante una decisión del Consejo en caso de una amenaza compartida.
Se prevén también normas para promover alternativas eficaces a los controles en las fronteras interiores. Entre ellas se incluye un procedimiento más estructurado para cualquier reintroducción de controles, con más salvaguardias. Además de tener que evaluar la idoneidad del cierre de fronteras y su probable impacto en la libre circulación de personas, se deberá analizar las consecuencias en las regiones fronterizas. Por otra parte, un Estado miembro que esté considerando la posibilidad de prolongar los controles ante «amenazas previsibles» deberá evaluar primero si podrían ser más apropiado llevar a cabo «controles policiales selectivos y una cooperación policial reforzada», indicó la CE. En todos los casos, los controles fronterizos temporales no deberán exceder un período total de 2 años, salvo en circunstancias específicas.
Otra idea extraída de la pandemia es que los Estados miembros que reintroduzcan controles interiores deberán tomar medidas para limitar los impactos negativos en las regiones fronterizas y el mercado interior, por ejemplo facilitando vías para los trabajadores transfronterizos y carriles verdes para los bienes de primera necesidad. Otra novedad es un nuevo procedimiento para responder a «los movimientos no autorizados dentro del espacio Schengen» en operaciones policiales conjuntas y permitiendo que los Estados miembros revisen los acuerdos de readmisión existentes entre ellos o celebren pactos.
Tras lo ocurrido en Bielorrusia, la UE ha decidido dotarse de medidas para responder a la amenaza de una guerra híbrida. En particular, la propuesta plantea que los países puedan tomar medidas para gestionar las fronteras exteriores de la UE, por ejemplo limitando el número de pasos fronterizos e intensificación de la vigilancia en las fronteras. Para esos casos, Bruselas propone también medidas adicionales relacionadas con el asilo y retorno de la UE. Para su adopción las propuestas deberán ser aprobadas tanto por el Consejo (países) como por el Parlamento Europeo.