Si ha existido alguna persona con capacidad maquiavélica para dominar la manipulación de los medios de prensa y ha creado presidentes, ha sido el mezquino y ruin Roger Stone, asesor de presidentes como Nixon, Ronald Reagan y el causante de que Donald Trump acabara por presentarse a la candidatura de la presidencia de EEUU y ganar las elecciones.
Stone tiene su propio decálogo de normas a seguir en su labor como asistente provocador, la primera de ellas dice: mejor ser infame que no ser famoso. Para muchos de sus enemigos políticos, Stone es más que infame, es un cínico mentiroso, vanidoso y manipulador de la realidad política, pero quienes conocemos la política y su persona, es el creador de la forma de hacer política hoy en día. Empezó en esto con tan solo 12 años y se dio cuenta de lo fácil que era manipular la opinión del votante. Con tan solo 12 años, y debido a que sus padres eran católicos, manipuló a sus compañeros de clase al decirles que, si ganaba Nixon, deberían ir a la escuela los sábados por la mañana. Además, Kennedy tenía un corte de pelo más atractivo que el de Nixon. Y en el experimento, sus compañeros de clase votaron a favor de Kennedy.
Luego, pasado el tiempo, apoyó a Nixon e incluso se hizo hacer un tatuaje en la espalda con el rostro de un Nixon después del Watergate, problema en el cual participó siendo el asesor más joven del caso Watergate del presidente dimitido como ejemplo de que, ante la adversidad hay que seguir estando de pie y dando la cara.
Roger Stone creó un lobbie tan poderoso, que su sola presencia apoyando candidatos a la Casa Blanca era indiscutible, y siempre apostaba por el caballo ganador. Así formó parte del equipo que acabaría llevando a Ronald Reagan a la presidencia con todo tipo de artimañas. Creó el slogan de América debe cumplir todos tus sueños, y con Reagan volveríamos a ser una nación fuerte y poderosa.
Estuvo siempre en contra de los Clinton, acusando a Bill Clinton de violador de más de 25 mujeres, no solo de Mónica Lewinsky, e hizo campaña contra Hillary hasta el punto de querer llevarla a la cárcel.
Fue Roger Stone quien creó la falsa creencia de que Obama no había nacido en los EEUU y lo repitió hasta la saciedad. Él sabía lo que Goebbels decía: una mentira repetida mil veces acaba siendo cierta. Acusó a Obama de ser el creador del Estado Islámico y de financiarlo para acabar con enemigos árabes como Gadaffi, Mubarak e intentarlo con el presidente de Siria.
Apoyó a George W Bush en su segunda reelección, quitando de en medio a Al Gore con las trampas de los votos en Florida y este manipulador conoce a la perfección cómo funcionan los medios de prensa.
Stone llevaba más de treinta años intentando que Donald Trump se presentara a las sucesivas candidaturas para la presidencia de los EEUU, pero Trump aún no se sentía preparado para ello y estaba más preocupado por engrandecer su imperio inmobiliario, su concurso de Miss Universo y otros negocios que acabaron haciéndolo mil millonario y muy popular. Trump además era el americano que sabía cómo pensaba el ciudadano medio y conocía muy bien la existencia del voto silencioso, ése que todo el mundo lleva en su interior pero no se atreve a expresar públicamente salvo en las urnas. Stone conocía muy bien a Trump y de hecho eran amigos íntimos. Pensaban lo mismo, los perdedores no hacen un país y solo se aceptan a los ganadores, y Trump era un ganador en todo cuanto se proponía, incluso a pesar de sus enemigos más enconados. Fue Roger Stone quien creó la campaña mediática de Trump cuando éste se decidió a llegar a ser presidente, y todos sus exabruptos como de que todos los inmigrantes mexicanos son delincuentes, violadores y ladrones, fueron argucias de Stone. Éste quería, al igual que Trump, una América en pleno empleo, más segura, posible de ofrecer otra vez el sueño americano que en los momentos de Obama eran un fracaso, crear un muro, cerrar fronteras y trabajar todos juntos para que América volviera a ser la potencia que fue antes.
Atacaron de forma mezquina a Hillary Clinton en unas elecciones que no se recuerdan tan sucias en toda la historia de EEUU. La llamaron de todo, desde mentirosa, débil, cobarde ante el asalto de la embajada USA en Libia con la muerte del embajador norteamericano y Trump llegó a decir en pleno debate que, si él llegaba a ser el mejor presidente de la historia, ella acabaría en la cárcel.
Los enemigos de Stone sacaron fotos íntimas de él y su esposa desnudos, en citas sexuales con otras parejas, y aunque doloroso, Stone respondió que todo era producto de medios antiTrump como la CNN y otros. Por ello, y como agente provocador se hizo fotografiar en los desfiles del Orgullo Gay y proclamó estar en contra de la mojigatería americana.
Cuando Trump alcanzó el poder, éste empezó a despedir a muchos de sus asesores en la Casa Blanca, incluido Roger Stone. Pero a Stone eso no le amilanó y decidió descansar un tiempo en su residencia de Florida junto a su mujer, hija y nietas.
No, no es el fin de Stone. Algunos expertos en la rumorología de Washington me dicen que Donald Trump volverá a ser presidente, pues la palabra perdedor no existe en su vocabulario, y que la vieja política no está hecha ni para Trump, ni para Stone. Volveremos a tener noticias de ambos, y yo pronostico un regreso triunfal de Trump una vez el viejo Biden deje la presidencia por motivos de salud.