Rusia y Ucrania acordaron este jueves en una segunda reunión de negociación el establecimiento de corredores humanitarios para aliviar la situación de la población civil una semana después del inicio de la invasión rusa del territorio ucraniano, sin que por ahora esté muy claro en qué circunstancias se van a llevar a cabo. En poco más de una semana, más de un millón de personas ha tenido que abandonar el país a causa de la guerra, pero la población en riesgo, bajo las bombas, sigue siendo muy numerosa. «Miles de personas necesitan una evacuación urgente. En estas poblaciones no hay suficiente comida, agua, medicinas, no hay luz y suministro de agua centralizado», ha señalado la Oficina de la Presidencia de Ucrania.
De momento, no se saben más detalles de lo acordado por los dos estados, que deberán definir la extensión y temporalidad de estos pasillos de libre tránsito. Ucrania pide asistencia para nueve corredores humanitarios ubicados en Sumy, en el noreste, Cherníov (noreste), Járkov (este), Kiev (norte), Mykolaiv (sur), Zaporiyia (sureste), Jersón (sur) y las regiones de Lugansk y Donetsk (este). Las guerras están regidas por toda una serie de normas, que fijan lo que es o no legítimo hacer durante un conflicto armado y que están recogidas en lo que se llama Derecho Internacional Humanitario. Sin embargo, el establecimiento de corredores humanitarios no está regulado aunque estos ya se han llevado a la práctica en otros conflictos y circunstancias.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) define los corredores humanitarios como «rutas específicas y métodos logísticos acordados por todas las partes relevantes para permitir el paso seguro de bienes humanitarios y/o personas de un punto a otro en una zona de combate activo». Además, de estos corredores para aliviar la situación de la población civil, también se utiliza lo que se denomina «pausa humanitaria» y que supone «un cese temporal de hostilidades meramente por fines humanitarios». La ONU, en su resolución 45/100 de 14 de diciembre de 1990, planteaba, en situaciones de emergencia, «crear a título provisional, en los casos en que sea necesario, y en forma concertada entre los gobiernos afectados y las organizaciones intergubernamentales, gubernamentales y no gubernamentales interesados, corredores de socorro para la distribución de ayuda médica y alimentaria de emergencia».
El Instituto de Derecho Humanitario de San Remo también cuenta con el informe titulado «Principios por los que se rige el derecho a la asistencia humanitaria», donde, en su principio 10 pone el nombre de ‘corredor humanitario' a estas vías de protección: «La asistencia humanitaria puede transitar, llegado el caso, por los llamados «corredores humanitarios», que han de ser respetados y protegidos por las autoridades competentes de las partes concernidas y, si es necesario, bajo la autoridad de las Naciones Unidas.
Aunque el Gobierno ucraniano ha hablado específicamente de »corredores humanitarios" e incluso ha pedido al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) su establecimiento, la opción de una pausa humanitaria también podría contemplarse en el contexto actual del conflicto. El establecimiento de corredores humanitarios requiere una negociación pormenorizada de todos los detalles si se quieren evitar problemas y errores que torpedeen el cometido para el que se instauran, que no es otro que permitir salir de una determinada zona a la población y hacer llegar ayuda humanitaria a la misma para quienes decidan quedarse.
En el caso de Ucrania, son muchas las incógnitas que aún quedan por resolver, empezando por los lugares en los que se establecerían los corredores humanitarios. A la luz de cómo evoluciona el conflicto y de la situación en el terreno cabe esperar que sean varios los corredores. Uno de ellos podría ser en Kiev, la capital, sobre la que las fuerzas rusas tratan de establecer un cerco si bien su avance parece haberse estancado, pero seguramente la prioridad sea el sur del país. Así, las tropas rusas tienen prácticamente cercada la ciudad portuaria de Mariupol, donde viven unas 450.000 personas y ya han problemas de luz y agua, y más al oeste, en dirección a Odesa, han tomado la ciudad de Jersón, otro enclave estratégico en los planes rusos para hacerse con el control del sur de Ucrania y dejar al país sin salida al mar.