Rusia aproximó este domingo sus bombardeos a la OTAN con un ataque perpetrado contra unas instalaciones militares situadas a tan solo 20 kilómetros de la fronteras con Polonia. La amenaza se produjo a unas horas de un nuevo encuentro, esta vez por videoconferencia, entre mandatarios rusos y ucranianos para tratar de alcanzar la paz. Los negociadores de Rusia y Ucrania volverán a reunirse este lunes y en esta ocasión la delegación rusa está encabezada por Vladimir Medinski, uno de los asesores del presidente ruso, Vladimir Putin. Los equipos de negociación, según publicaron algunos medios este domingo, han comenzado a percibir ciertos puntos de contacto en las conversaciones para un alto el fuego y la suspensión de la invasión rusa en Ucrania, aunque han matizado que todavía queda un largo camino para concretar posturas.
Los misiles rusos lanzados este domingo cerca de Polonia dejaron 35 muertos e hirieron a otras 134 personas, dijo un funcionario local, en una escalada de la guerra hacia el oeste del país cuando se reportaban intensos combates en otros lugares. El Ministerio de Defensa de Rusia dijo que el ataque aéreo destruyó una gran cantidad de armas suministradas por países extranjeras que estaban almacenadas en las extensas instalaciones de entrenamiento y que mató a «hasta 180 mercenarios extranjeros». El ataque tuvo lugar contra la base del llamado Centro Internacional para Operaciones de Paz y Seguridad, conocido en su día como el centro de entrenamiento militar de Yavoriv para el Ejército ucraniano.
El diputado Leonid Slutsky, del equipo negociador ruso, se ha mostrado especialmente optimista al indicar que las conversaciones han alcanzado en este punto un «progreso sustancial» y que las dos partes podrían alcanzar una «posición unificada» en un futuro cercano, según la agencia estatal de noticias rusa TASS. «El progreso en las conversaciones entre Rusia y Ucrania en un futuro próximo puede convertirse en una posición unificada de ambas delegaciones», ha apuntado. Por su parte, el principal negociador y asesor presidencial de Ucrania, Mijail Podoliak, ha reconocido al periódico ruso Kommersant que Rusia está analizando la situación «de manera mucho más apropiada» al hablar sobre cuestiones concretas en lugar de «dedicarse a lanzar ultimátums».
Con todo, Podoliak ha pedido tiempo para que Rusia comprenda completamente la realidad de su situación y la necesidad de un mayor compromiso con sus demandas, mientras los respectivos equipos perfilan los aspectos legales de un posible acuerdo. Ninguno de los dos negociadores ha querido concretar peticiones en público. Hasta ahora se sabía que Rusia exigía a Ucrania que reconociera las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, se olvidara de sus aspiraciones sobre Crimea y prometiera que en ningún caso se incorporaría a la OTAN, demandas inaceptables en principio para Ucrania.
Ahora, Rusia parece estar barajando la posibilidad, según Podoliak, de declarar condiciones concretas para un alto el fuego y un acuerdo de paz, cómo compensar a Ucrania por el daño a su infraestructura y el proceso de retirada de las tropas rusas. En particular, Podoliak ha explicado que las garantías de seguridad postconflicto está comenzando a convertirse en un punto clave tanto para Rusia como para Ucrania. «Es importante que nuestros intereses estén protegidos y recibir garantías de que no se va a repetir una situación parecida. Y vuelvo a enfatizar: la parte rusa ya ve la situación de manera más apropiada, pero aún debe pasar algún tiempo para que comprenda al cien por cien la situación que ha forzado Rusia, no Ucrania», ha declarado Podoliak.
Este lunes no se han abierto corredores humanitarios habilitados para la evacuación de la población en la región ucraniana de Sumy.