Juego, set y partido. El peor resultado posible para el extenista alemán Boris Becker, que ha sido condenado a dos años y seis de prisión por cuatro delitos relacionados con su bancarrota de 2017 al transferir miles de libras tras declararse insolvente: uno de sustracción de bienes, otro por encubrimiento de deudas y dos de no revelación del patrimonio por el Tribunal de la Corona de Southwark en virtud de la Ley de Insolvencia. Este órgano británico lo ha absuelto de otros 20 cargos a los que también se enfrentaba.
El extenista alemán de 54 años, que hasta este viernes se encontraba en libertad bajo fianza, se enfrentaba a una pena de prisión de hasta siete años de cárcel, por lo que la resolución no ha sido tan dura como se esperaba. Durante el juicio, la fiscal Rebecca Chalkley recalcó que Becker cometió un grave abuso de confianza, al tiempo que destacó que el extenista ya había sido condenado por evasión de impuestos en Alemania.
El jurado, por su parte, ha considerado probado que Becker ocultó activos y préstamos por valor de unos 2,5 millones de libras (unos 3 millones de euros) para evitar así pagar sus deudas, que ascienden a unos 50 millones de libras (60 millones de euros). En su defensa, el ex número 1 del mundo alegó que las ganancias de su carrera, valoradas en 25 millones de dólares, se agotaron en su divorcio, así como en «costoso» su estilo de vida.
El que fue ganador de seis torneos de Grand Slam ha sido declarado culpable de transferir desde su cuenta comercial 426.930 euros a nueve personas (incluidas sus dos exposas, Barbara Feltus y Sharlely 'Lilly' Becker, la madre de su cuarto hijo.) tras declararse en bancarrota em 2017. Otra de las condenas es por intentar ocultar su casa de Leimen (Alemania) o sus acciones en una empresa de inteligencia artificial. También considera la jueza que ha ocultado un préstamo de 825.000 euros que contrajo con el Bank Alpinum de Lichtenstein.