El Antónov An-225 apodado Mriya –literalmente «Sueño»– fue un avión de diseño de cámara para la empresa soviética Antónov Design Bureau, el más largo y pesado del mundo con sus 285.000 kilos, y permanecía resguardado en un hangar como uno de los principales orgullos patrios de Ucrania hasta que empezó la invasión decretada por Vladímir Putin, el pasado 24 de febrero.
En los primeros días de la ofensiva, cuando la guerra se acercaba peligrosamente a la capital, Kiev, el Mriya resultó prácticamente destruido por el fuego de artillería y las bombas rusas en el aeródromo Antónov de Hostomel.
Con sus seis poderosos motores el avión completó su primer vuelo en 1988, alzándose al cielo por primera vez en la provincia de Kiev en mitad de una justificada expectación. Desde entonces se ha utilizado para enviar ayuda humanitaria a todo el mundo, incluido Haití tras el terremoto que suscitó la solidaridad generalizada en el globo en un ya lejano año 2010.
Los rusos acabaron con todo eso alrededor del pasado 27 de febrero, cuando decidieron destruir la emblemática aeronave ucraniana de la cual ahora se ha confirmado su desenlace: no se puede reparar; el avión más grande del mundo no tiene arreglo posible dados los estructurales daños en su fuselaje, y todos sus aparejos y sistemas fundamentales para el vuelo destruidos.
«Es imposible reparar el Antónov AN-225 Mriya, también conocido como 'el Sueño', pero existe la posibilidad de crear uno nuevo», algo así como «una hermana más joven de Mriya» según ha afirmado a medios internacionales el comandante de una de las tres tripulaciones al cargo del legendario avión. Su coste, según las estimaciones de los ingenieros aeronáuticos, se acercaría a los 2.700 millones de euros, tal y como ha considerado la empresa fabricante que ha emprendido una campaña para recaudar fondos con esta finalidad.
Posiblemente lo logre pues el Mriya era increíblemente popular entre los entusiastas de la aviación, y numerosas personas aguardaban sus espectaculares llegadas y salidas programadas en los aeropuertos de Ucrania antes de que la guerra de Putin resquebrajara la integridad y la seguridad del país de Europa del Este.
«Los invasores rusos han destruido el Mriya, pero el sueño de Ucrania es indestructible», afirmaron las tropas que liberaron el aeródromo donde el avión más grande del mundo fue pasto de las llamas y de la guerra de los hombres, ascendiendo así a la categoría de símbolo inmortal de la resistencia de Ucrania frente a Rusia.