Las historias de la guerra hablan casi siempre de horror, de desazón, pero algunas retratan fielmente la esperanza como una de las principales características humanas. No todo está perdido, tampoco en Ucrania, gracias a personas como Ivanka Siolkowsky. Esta abogada de formación y emprendedora y consultora en temas variopintos viajó de su Toronto natal hasta Ucrania con el único fin de mejorar la vida de las personas que más han sufrido en estas pasadas semanas de barbarie: la población civil y especialmente los niños.
No lo hizo en un lugar cualquiera, ni mucho menos. En la provincia de Kiev los noticiarios gastaron muchas horas de emisión hablando de la matanza de Bucha, localidad en la cual los reporteros de guerra y las autoridades ucranianas han denunciado la comisión de horrendos crímenes de guerra coincidiendo con los primeros días de la ocupación rusa, incluida la aparición de fosas comunes. La periodista Jennifer Hassan ha contado el particular periplo de esta valiente mujer de Canadá a la guerra de Ucrania en las páginas de The Washington Post.
Ella ha compartido algunos materiales en las redes sociales que la muestran en el ejercicio de su voluntariado, algo que ha llamado la atención también de los periodistas ucranianos que trabajan sobre el terreno. Explica que cuando llegó a esta población, «un suburbio devastado de la capital de Ucrania, conoció a un hombre que dijo que lo perdió todo en la invasión de Rusia. Su hijo fue asesinado, su casa bombardeada y quemada hasta los cimientos. 'No queda alegría en este pueblo' le dijo el hombre, de nombre Sasha».
«'Los agujeros de bala en la valla me recuerdan todo cuanto he perdido', me dijo. Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de pintarla. Le pregunté a Sasha cuál era su flor favorita y respondió que tanto él como su difunto hijo amaban los narcisos», explicó la canadiense al diario norteamericano, puntualizando que «sus palabras me rompieron el corazón».
Hoy todos en Bucha y mucho más allá conocen las flores de Siolkowsky, de ascendencia ucraniana, quien empezó a ayudar sobre el terreno a los damnificados por la guerra de Ucrania prácticamente con el inicio de la ofensiva decretada por Vladímir Putin el pasado 24 de febrero. Primero se desplazó a Polonia, y en la frontera ayudó a muchos a escapar de los combates y a seguir con su camino hacia el oeste. No hay que olvidar que otra canadiense de origen ucraniano, la actriz Katheryn Winnick, hace tiempo que se ha comprometido a fondo con la recuperación del país de sus ancestros tras la fiera ofensiva de Putin.