Ucrania ha renunciado a Severodonetsk tras un mes de lucha contra las tropas rusas y prorrusas, al anunciar este viernes la retirada de sus soldados de esta ciudad de la región oriental de Lugansk, donde las tropas rusas tienen cercada también la vecina Lisichansk, la única bajo control de Kiev que aún resiste. «Desafortunadamente, tendremos que retirar nuestras tropas de Severodonetsk, porque no tiene sentido mantener posiciones destruidas: el número de muertos está aumentando», señaló el gobernador de Lugansk, Serhiy Gaidai, en su cuenta de Telegram. Explicó que los defensores ucranianos ya han recibido la orden de «replegarse a nuevas posiciones fortificadas». Las tropas rusas y prorrusas llegaron a las puertas de Severodonetsk el 26 de mayo, pero llevan bombardeando la ciudad administrativa de Lugansk «casi todos los días» desde hace cuatro meses, exactamente lo que dura ya la guerra de Rusia en Ucrania, recalcó el jefe de la Administración Militar Regional.
Los soldados ucranianos ya sólo controlaban la planta química de Azot, en la zona industrial de la ciudad, en cuyos refugios antiaéreos se escondieron de los ataques rusos más de 500 civiles y un número indeterminado de defensores leales a Kiev. El Estado Mayor General de Ucrania señaló este viernes en su parte bélico vespertino que los rusos llevaron a cabo «operaciones de asalto en la zona industrial» de la ciudad, pero que los defensores rechazaron una nueva acometida rusa cerca de las afueras del sur de Lisichansk.
Una ciudad destruida
Los prorrusos creen que hay unos 2.500 soldados y mercenarios en la fábrica de la urbe, cuya infraestructura ha quedado inutilizada completamente y donde el 90 % de la ciudad y el 80 % de los edificios residenciales tendrán que ser demolidos, según Gaidai. Oleksandr Stryuk, el alcalde de Severodonetsk, en la que antes de la guerra había unos 106.000 residentes, indicó el miércoles que aún permanecen en la localidad entre 7.000 y 8.000 ciudadanos. El gobernador de Lugansk no dijo cuándo los soldados abandonarán la ciudad o si ya lo han hecho, ni cómo lo harán al estar cercados, desde el este, el sur y el norte. Hace una semana quedó destruido el último puente sobre el río Séverski Donets de los tres que conectaban Severodonetsk con Lisichansk, que ahora es el nuevo objetivo de Rusia. Andréi Marochko, un oficial de las milicias prorrusas de Lugansk, sostuvo este viernes que las Fuerzas Armadas rusas controlan prácticamente todas las vías de retirada y que los soldados solo pueden abandonar las dos ciudades en pequeños grupos en caminos sin pavimentar o a través de zonas boscosas.
Un cerco impide la defensa
Un periodista ucraniano, Yuri Butúsov, editor en jefe del portal Censor.NET, aseguró en su cuenta de Facebook que unidades militares de Kiev abandonaron la pasada noche la zona industrial de la ciudad. El portavoz del Ministerio de Defensa de Ucrania, Oleksandr Motuzyanyk, dejó entrever su malestar por el hecho de que haya trascendido el repliegue de las tropas al afirmar que se trata de información secreta y que «no hay necesidad de perjudicar la operación de defensa». El anuncio de la retirada se produce después de que las tropas rusas y separatistas avanzaran en los últimos días de manera significativa en el sur y suroeste de Severodonetsk y Lisichansk. Esta semana lograron cerrar el cerco al sur en las localidades de Hirske y Zolote, que los prorrusos y el líder de Chechenia, Ramzán Kadírov, aseguraron este viernes haber tomado completamente. El bloqueo a estas dos urbes permitió a las tropas separatistas avanzar «directamente» hacia el norte y llegar a los suburbios del sur de Lisichansk, dijo este viernes Marochko. El portavoz de Defensa de Rusia, Ígor Konashénkov, afirmó este viernes que en los últimos cinco días los soldados rusos han tomado el control de diez localidades en la región de Lugansk, todas en torno a Lisichansk y Severodonetsk. Su homólogo ucraniano confirmó que los sectores del frente más calientes se encuentran actualmente al sur y sureste de Severodonetsk.
Una victoria a cambio del desgaste de las tropas
La caída de Severodonetsk y la probable toma de Lisichansk a continuación por parte de Rusia permitirá al Kremlin clamar que ha ocupado toda la región de Lugansk y cumplido así parte de su objetivo declarado de «liberar» todo el Donbás, integrado también por la vecina Donetsk. Similar a lo que hicieron los defensores en la planta de Azovstal en Mariúpol, en el sur de Ucrania, el mes de resistencia de las tropas ucranianas en Severodonetsk ha permitido desgastar a las fuerzas rusas, que han destinado todos sus recursos a tomar esta urbe y su gemela Lisichansk. «La pérdida de Severodonetsk y Lisichansk no representará un punto de inflexión importante en la guerra», señaló hoy el estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW).
«Las tropas ucranianas han logrado durante semanas atraer cantidades sustanciales de personal, armas y equipos rusos al área y probablemente han degradado las capacidades generales de las fuerzas rusas, al tiempo que evitaron que se concentren en ejes de avance más ventajosos», indicaron sus expertos. La fijación ideológica del Kremlin en la captura de Severodonetsk probablemente vaya en detrimento de las capacidades rusas en futuros avances en Ucrania, afirmaron. El ISW cree que, debido a ese desgaste, es probable que las operaciones ofensivas rusas se detengan en las próximas semanas, algo que puede dar a las tropas ucranianas la oportunidad de lanzar contraofensivas «prudentes».