La central nuclear de Zaporiyia (NPP), en el sur de Ucrania y actualmente controlada por las tropas rusas, contiene unas 1.200 toneladas de combustible radiactivo, cuya manipulación podría ocasionar un desastre que afectaría a los ucranianos y a la vecina Rusia. La central, la mayor de Europa, «que los invasores rusos ahora amenazan con hacer estallar, contiene 1.200 toneladas de combustible nuclear. Si Rusia decide cometer un ataque terrorista, el desastre nuclear afectará los territorios de Rusia y Ucrania», aseguró el jefe de la Administración Militar Regional de Zaporiyia, Oleksandr Starukh, en su cuenta de Telegram.
«Si ocurre un incidente nuclear, no solo el sur de Ucrania, sino también (la península de) Crimea (ocupada por los rusos) y Rusia se verán afectados. Una bomba nuclear contiene nueve kilogramos de uranio o plutonio, y nuestra planta tiene 1.200 toneladas. La contaminación puede ser bastante alta, pero... es la ruleta rusa», señaló Starukh, según la agencia Ukrinform. En sus palabras, la situación en la central nuclear ha sido «peligrosa y tensa desde marzo de 2022, cuando los invasores rusos abrieron fuego por primera vez contra la unidad de energía 3. Pero ahora los representantes de Rusia han anunciado directamente que están listos para someter a Ucrania y a toda Europa a un riesgo nuclear». Y «tales escaladas son inevitables, ya que Rusia viola no solo las reglas de la guerra y los tratados internacionales que no permiten ninguna hostilidad que involucre armas pesadas dentro del territorio de una planta de energía nuclear, sino que simplemente rompe la lógica de la existencia humana», denunció el responsable ucraniano.
Según Starukh, la planta de energía nuclear es una instalación fortificada, pero no está protegida contra tales ataques terroristas. Además, el combustible nuclear gastado permanece en la planta, lo que también puede representar una amenaza. La central nuclear es un grave foco de tensión desde que fue ocupada por las tropas rusas tras sufrir varios ataques de los que se acusan mutuamente Rusia y Ucrania. «No se puede ignorar lo obvio, la situación se torna más peligrosa con cada día que pasa», reconoció la portavoz de Exteriores de Rusia, María Zajárova. Zajárova aseguró que la parte rusa envía a diario datos actualizados del estado de la instalación -bajo control de las tropas rusas prácticamente desde el inicio de la campaña militar- al Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA).
Por su parte, el pasado sábado el director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi, se mostró muy preocupado por el bombardeo del viernes en la mayor planta atómica de Europa y alertó de que se está «jugando con fuego» y existe el riesgo de un «desastre nuclear».