Caras largas, apretones de manos, abrazos y algunas lágrimas, especialmente entre los familiares, han comparecido este jueves en la despedida de los primeros reservistas rusos movilizados por Vladímir Putin. Son los primeros de los 300.000 rusos que serán llamados a filas, y su incorporación se produce apenas unas horas después de que el presidente de Rusia anunciara la necesidad de redoblar esfuerzos para vencer en su campaña militar en Ucrania.
Las redes sociales se han llenado este jueves de vídeos que muestran a los rusos partiendo de sus casas y localidades para ir al frente. Según el Kremlin antes de entrar en combate recibirán una actualización de sus conocimientos militares. No obstante pocos parten con optimismo a la guerra, a juzgar por los gestos que se aprecian en los distintos vídeos disponibles.
Curiosamente uno de los lugares de toda la Federación Rusa donde se han llevado a cabo reclutamientos forzosos ha sido Yakutia, región siberiana con inmensa mayoría de habitantes que étnicamente poco tienen que ver con los eslavos, y que sin embargo acudirán a la llamada para defender a la «Madre Patria» –en palabras de Putin– y al Donbás arrebatado a Ucrania.
Este hecho es sintomático, y más teniendo en cuenta algunas informaciones paralelas. Por ejemplo, la llamada de un periodista al hijo del portavoz de Putin fingiendo tener un mensaje para él de la oficina de reclutamiento. La respuesta del joven bien relacionado es más que elocuente: «Mire, lo voy a resolver a otro nivel».
Sobre esto, el reportero ucraniano Illia Ponomarenko ha considerado que «la situación en Rusia empieza lentamente a parecerse a los sucesos de febrero de 1917, con tropas cabreadas y movilizadas en la capital, colas del hambre, resentimiento y una dura situación en la línea del frente». Quién sabe lo que vendrá después. Sí sabemos lo que ocurrió entonces.