Varios sindicatos franceses, incluida la Confederación General del Trabajo (CGT) que es uno de los grandes, organizan este jueves una primera jornada de huelgas y manifestaciones para reclamar subidas salariales y protestar contra la reforma de las pensiones del Gobierno de Emmanuel Macron. El secretario general de la CGT, Philippe Martínez, señaló este martes que con estas protestas, que deben tener continuidad en las semanas y los meses venideros, «lo que queremos es no sólo impedir» la reforma de las pensiones, sino también conseguir otras reivindicaciones salariales, de becas y de subsidios sociales.
La convocatoria, que también respaldan la Federación Sindical Unitaria o Solidarios, así como cuatro organizaciones estudiantiles, no cuenta con el apoyo de dos de las tres grandes centrales del país, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT) y Fuerza Obrera (FO). Martínez hizo notar, en una entrevista al canal BFMTV, que en algunas empresas los delegados de esas dos centrales también se han sumado a las protestas, e insistió en que «para obtener cosas, todos los sindicatos tienen que ponerse de acuerdo».
El líder de la CGT se había mostrado convencido la pasada semana de una vez que el Gobierno de Macron aclare el calendario de la reforma de las pensiones, algo que se espera a finales de esta semana, se conseguirá esa unidad sindical. Antes de que eso ocurra, para la jornada del jueves se van a organizar al menos 200 manifestaciones por todo el país, como en París, donde el desfile discurrirá entre la plaza Denfert Rochereau y la de la Bastilla.
Las huelgas, en diferentes sectores, afectarán a los centros escolares y -el punto crucial- el transporte público. Este martes se empezará a conocer el alcance que tendrán, por ejemplo, cuando la compañía ferroviaria SNCF publique su programa de circulación para el jueves sobre la base de los trabajadores que se han declarado en paro con anticipación, como es su obligación. La reforma de las pensiones, según los objetivos de Macron, debería entrar en vigor en el verano de 2023.
El principal vector debería ser aumentar la edad mínima de jubilación de los 62 años actuales a 64 ó 65. Algo a lo que se oponen todos los sindicatos. Martínez argumentó que aunque el sistema de pensiones debe «evolucionar», eso no debe traducirse en aumentar la edad de jubilación. En su lugar, dijo que que se pueden conseguir más recursos subiendo los salarios, reduciendo las exenciones de cotizaciones de las que se benefician muchas empresas o imponiendo con cotizaciones específicas todos los flujos financieros.