La cifra de muertos por el brote de violencia tribal que se desató hace dos días en el estado sudanés de Nilo Azul, fronterizo con Etiopía, aumentó a 167, mientras 130 personas resultaron heridas, informaron este viernes las autoridades locales. El gobernador de la localidad de Wad al Mahy, Abdulaziz al Amin, dio a conocer esta cifra a la radio local de Damazin, la capital del Nilo Azul, y explica que la situación ha comenzado a volver a la calma a pesar de la tensión entre las tribus. Los combates entre las tribus Hausa y Anqasna se reanudaron la noche del miércoles y se prolongaron hasta la mañana del jueves.
Según Al Amin, uno de los clanes atacó los pueblos de la tribu rival, dispararon a los habitantes, incluidas mujeres y niños, y descuartizaron sus cuerpos con armas blancas. Posteriormente prendieron fuego al poblado para no dejar a ningún residente con vida, algo que tildó de «algo similar a un genocidio». Por su parte, el director del hospital de la ciudad de Wad al Mahy, Abbas Mohamed Ibrahim, dijo que la mayoría de los cuerpos estaban «carbonizados». Varias organizaciones de la ONU mostraron este viernes su preocupación ante la cifra de víctimas por la reanudación de la violencia tribal y las personas que se han visto desplazadas por el conflicto. El coordinador humanitario en Sudán, Eddie Rowe, indicó en un comunicado que al menos 12.000 personas han huido de su hogar por la violencia. El conflicto entre las dos tribus empezó la semana pasada y se extendió a varios pueblos, algo que obligó a las autoridades a imponer un toque de queda nocturno.
La tribu hausa se extiende por las mayores partes de Sudán y se dedica principalmente a la agricultura y el comercio, mientras que la anqasna, de origen africano, solo se encuentra en el estado del Nilo Azul. Según Naciones Unidas, entre enero y septiembre de 2022 un total de 546 personas murieron y 846 resultaron heridas debido al conflicto entre comunidades y los ataques armados tribales, mientras que más de 211.000 personas se vieron obligadas a dejar su hogar. La violencia entre la miríada de tribus que habita Sudán es habitual, aunque los estallidos han aumentado en los últimos meses en medio de la grave crisis económica y política, provocada esta última por un golpe de estado militar en octubre pasado que interrumpió un proceso de transición democrática iniciado en 2019