La primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, expresó personalmente al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, su «pleno apoyo a Ucrania contra la agresión rusa» y a la Alianza Atlántica, que consideró «indispensable» para salvaguardar «la identidad occidental». En una conversación telefónica, la primera mujer en ocupar la jefatura del Gobierno italiano expresó a Stoltengerg que la OTAN «es indispensable para defender la seguridad y los valores comunes que caracterizan la identidad occidental», informó la presidencia del Gobierno italiano en un comunicado.
La líder de los ultras Hermanos de Italia (FdI) reafirmó asimismo «la importancia, como parte de un enfoque global, de reforzar el compromiso de la OTAN para contrarrestar las amenazas de distinta naturaleza procedentes de todas las direcciones estratégicas, incluidos los desafíos del sur». Meloni, que mostró su esperanza de reunirse pronto y en persona con Stoltenberg, ha insistido en los últimos días en el apoyo a la OTAN y a Ucrania de su partido y de la coalición de derechas que lidera, junto a sus socios la ultraderechista Liga, de Matteo Salvini, y la conservadora Forza Italia, de Silvio Berlusconi.
En su discurso de investidura ante la Cámara de Diputados el pasado martes, en el que desgranó su programa de gobierno para los próximos 5 años, reiteró que Italia seguirá siendo un socio leal de la OTAN y, citando al «valiente pueblo ucraniano», confirmó que se respetarán los compromisos internacionales para ayudarlo a defenderse del «chantaje de (presidente ruso, Vladímir) Putin». También Berlusconi reivindicó ayer en el Senado, al que regresó tras nueve años de inhabilitación, su lealtad a Occidente, a la Unión Europea y a la Alianza Atlántica, después de que se filtraran a la prensa unas recientes declaraciones suyas en las que presumía de su amistad con Putin y culpara de la guerra al mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, suscitando el enfado de Meloni. «Sobre esto, nuestra posición es firme y convencida, absolutamente clara y no puede ser puesta en duda por nadie ni por ningún motivo», prometió el controvertido político conservador, de 86 años.