El Parlamento Europeo ha pedido este jueves un alto el fuego «permanente» en la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, un paso en paralelo a la liberación de rehenes tomados por el Movimiento de Resistencia Islámica, así como que se reanuden los esfuerzos por una solución política, defendiendo que esta pasa por el establecimiento del Estado de Palestina.
Con votos 312 a favor, 131 en contra y 72 abstenciones, la Eurocámara ha aprobado la resolución planteada conjuntamente por socialistas, liberales y verdes que reclama el fin de la ofensiva israelí en la Franja que deja ya más de 24.000 víctimas mortales y que fue la respuesta de Israel al ataque sin precedentes de Hamás el pasado 7 de octubre en su territorio.
Finalmente al acuerdo se ha sumado el Partido Popular Europeo (PEE) tras aprobarse su enmienda que matiza la demanda señalando que este paso debe darse «siempre que todos los rehenes sean liberados de forma inmediata e incondicional y se desmantele la organización terrorista Hamás». Desde las filas socialistas se criticaba este punto, al considerar que el PPE con estos elementos buscaba dejar sin efecto la demanda del alto el fuego.
En todo caso, la resolución recuerda a Israel que debe ejercer su defensa en los límites del Derecho internacional y «distinguir en todo momento entre combatientes y civiles», subrayando que ni civiles ni estructuras civiles deben ser objeto de ataques. La Eurocámara expresa su «profunda preocupación» por el «grave y rápido deterioro de la situación humanitaria» en la Franja apuntando a la necesidad de acceso humanitario rápido y sin trabas a toda la zona.
Igualmente exige garantizar el acceso humanitario para atender las necesidades médicas de los rehenes, pidiendo a Hamás que devuelva los cuerpos de los rehenes fallecidos y recordando que la toma de rehenes es una violación del Derecho internacional y constituye un crimen de guerra.
Respecto a la salida de la crisis, el Parlamento Europeo insiste en lanzar una iniciativa europea para encaminar la solución de dos estados, subrayando la «absoluta necesidad» de retomar el proceso de paz entre israelíes y palestinos. Pone de manifiesto su apoyo a la solución de los dos Estados basada en las fronteras de 1967, con Jerusalén como capital compartida de Israel y Palestina y respetando plenamente el Derecho internacional. Al tiempo rechaza la política de ocupación, recordando que los asentamientos son ilegales y condenando el auge de violencia por parte de colonos radicales que pide sean sancionados.